Ficha escrita por:
Cristina, microemprendedora de jardinería y otros
La aparición de malas hierbas tiene una parte positiva y otra negativa. Sus cinco principales inconvenientes son los siguientes:
asfixian las plantas germinadas en semilleros, especialmente a los de plantas de crecimiento lento y a los de plantas de hoja perenne poco robustas;
acaparan el agua y los elementos nutritivos de los fertilizantes, indispensables para el desarrollo de las hortalizas;
son un refugio perfecto para animales y otros "bichos" no deseados;
privan de luz a las plantas ornamentales;
en casos más raros, pueden provocar enfermedades y transmitirlas a los cultivos.
Pero las malas hierbas también son beneficiosas:
protegen el suelo de las agresiones climáticas (lluvia, viento, radiación solar...) ;
al descomponerse, crean el humus, que puede reemplazar en parte al estiércol ;
oxigenan el suelo con sus raíces ;
son un refugio para los insectos "útiles";
son un material apropiado para hacer compost y acolchar el suelo.
Estas plantas no son enemigas de los jardineros ni de los cultivos. En realidad se suelen retirar más por motivos estéticos que por lo que pueden llegar a afectar a la productividad de los cultivos. Prueba de ello es la presencia voluntaria y deseada de algunas de estas plantas como los cardos, la verdolaga o la artemisa, en algunos jardines o terrazas.
Otro motivo importante para eliminar malas hierbas es para evitar incendios cuando se agostan en la época de más calor.
El desherbado es el método más común para eliminar las plantas no deseadas, aunque se trata de un trabajo largo y fastidioso. La mejor solución por tanto es anticiparse a la aparición de las malas hierbas para evitar que crezcan y se multipliquen. Los seis principales medios para controlarlas y eliminarlas son los siguientes:
cortarlas con ayuda de una guadaña, una hoz o de una cizalla;
cortarlas a mano o con ayuda de una gubia, de un escarda, de una azada o de un azadón dependiendo del nivel de desarrollo de la mala hierba. Conviene dejar en el lugar las plantas arrancadas y sanas, o hacer con ellas un montón para compost;
plantar cultivos "limpiadores" como patatas, calabazas o tomates. El desarrollo de dichos cultivos o la preparación que necesitan del suelo, mantienen a raya el crecimiento de malas hierbas;
cubrir el suelo con un acolchado alrededor de los cultivos ayuda a frenar el crecimiento de las malas hierbas y además proporciona nutrientes a las plantas;
forzar su germinación. Es una técnica utilizada para eliminarlas de zonas donde vamos a cultivar con posterioridad. Dos semanas antes de sembrar las semillas, se prepara el suelo como si lo fuéramos a sembrar y esperamos la llegada de las primeras lluvias. Con las lluvias aparecerán las malas hierbas y entonces tan solo habrá que retirarlas con ayuda de un rastrillo;
para probar con el desbrozado térmico hay que utilizar una herramienta de deshierbado térmico. Esta herramienta funciona con gas o electricidad. El desyerbador térmico elimina las malas hierbas creando un choque térmico que destruye las células de la planta y haciendo que muera.
Lo primero es actuar con un poco de cabeza: no hay ningún método que sea definitivo al 100% para eliminar totalmente las malas hierbas. Incluso los procedimientos químicos tienen sus limitaciones.
Está comprobado que las malas hierbas se desarrollan más en los jardines bien mantenidos que en los jardines con mantenimiento más anárquico.
Elegir el momento adecuado para desherbar puede ser una solución duradera para eliminar las malas hierbas.
También es recomendable cortar o arrancar las malas hierbas. Lo ideal es hacerlo en el momento preciso de su desarrollo que las debilite al máximo, consiguiendo que se marchiten antes de que puedan acumular reservas para pasar el invierno.
Estos periodos son diferentes en algunas de las más habituales. Aquí tenemos una guía que te puede resultar útil:
zarzas, a finales de junio, durante dos o tres años sucesivos;
cardo y ortiga, entre agosto y septiembre, antes de que germinen;
gramíneas, cola de caballo y otras malas hierbas se eliminan entre julio y agosto, aprovechando la sequía. Hay que retirar bien las raíces y rizomas.
Seguro que con estos consejos podrás disfrutar de un jardín libre de malas hierbas.
¿Cuáles son tus métodos para eliminarlas o mantenerlas a raya? ¡Compártelo con nosotros!
Ficha escrita por:
Cristina, microemprendedora de jardinería y otros
Hace ya algún tiempo que pasé de ser ejecutiva del transporte de residuos a una agricultora especializada en horticultura ecológica. Tras obtener un título profesional en Agronomía, con opción de Producción Hortícola, intenté durante varios años establecerme como joven agricultora. Y tras muchas decepciones, finalmente me lancé como microempresaria de servicios a domicilio, especialmente de jardinería, ayudada por mi querido marido. Apasionada por la naturaleza y las plantas silvestres comestibles, estoy muy al día de las soluciones ecológicas que respetan nuestro entorno y que son aplicables a todos los aspectos de mi vida cotidiana. Desde el huerto hasta los parterres, desde la siembra hasta la cosecha, ¡Tengo todo tipo de consejos en mis cajones! No dudes en preguntarme tus dudas.