Ficha escrita por:
Alberto, responsable de servicio de jardinería, Toledo
El suelo es el lugar donde crearemos el huerto. Está formado por minerales, agua, aire y materia orgánica. Para que los elementos que lo forman estén en disposición de acoger las plantas, hay que preparar bien la tierra.
Este trabajo se resume en tres operaciones esenciales: el desherbado, la aportación de nutrientes o abonado para mejorar la tierra, y la labranza, o dicho de otra forma, la tarea de remover la tierra. Cada una de estas operaciones puede realizarse de distinta manera en función de si queremos cultivar un huerto clásico o biológico.
A final de la temporada, las hierbas invaden el huerto, o si éste aún no existe, aparecen de forma espontánea. Conviene eliminarlas para dejar sitio a futuras siembras y plantaciones. Para ello existen dos técnicas principales que deberían efectuarse antes de la llegada del invierno. La primera consiste en formar terrones con ayuda de una horquilla. Intentando no romperlos les daremos la vuelta. De este modo, las raíces quedarán hacia arriba y los tallos y hojas hacia abajo. Al verse privadas de luz, las hierbas se marchitarán y morirán de manera natural y sin necesidad de utilizar ningún tipo de producto químico. La segunda técnica consiste en cubrirlas con una lona o mejor aún, con una malla antihierbas. Este material plástico de color negro tiene la ventaja de dejar pasar el agua pero no la luz. Al cabo de pocas semanas, las hierbas se marchitarán por falta de luz. Estas dos técnicas se practican habitualmente desde un punto de vista ecológico, aunque también sirven para la preparación clásica del suelo.
Otra técnica más clásica, consiste en arrancar las hierbas con ayuda de un escardador, una azada y de una gubia de espárrago para las plantas con raíces más profundas. Para arrancarlas manualmente es conveniente sujetar bien la planta por el cuello o la parte baja del tallo. Hazla girar sobre sí misma y tira hacia arriba para extraerla. Para finalizar, se pueden cubrir las hierbas con restos de la siega realizada con un cortacésped o por los restos vegetales que hayas introducido en un triturador de ramas o desechos vegetales. Esta capa de mantillo debe cubrir enteramente las hierbas y tener un espesor superior a 5 centímetros para ser eficaz. De otro modo, podrían rebrotar y estropearnos el trabajo.
El suelo del huerto en casa debe ser rico en materia orgánica y en minerales. Es importante que retenga suficiente agua y al mismo tiempo, permita un buen drenaje. Un suelo arcilloso retiene demasiada agua y puede dañar a las plantas por exceso de humedad. Por el contrario, si la tierra es arenosa drenará demasiado rápido y los cultivos podrían sufrir por falta de agua. La mejora o solución pasa por encontrar un buen equilibrio. En tierra arcillosa es necesario añadir arena de río.
En tierra arenosa hay que tener previsto un aporte de compost, de estiércol de caballo o de mantillo. Algunos cultivos como las zanahorias, espinacas, brócolis o incluso los guisantes, se cultivan bien en suelos arenosos, siempre que se rieguen regularmente y tengan el aporte adecuado de materia orgánica.
En cualquier caso, y para todos los tipos de suelos, resulta indispensable el aporte de abono orgánico. Para ello hay que realizar un aporte de 5 a 20 litros de estiércol o compost por metro cuadrado en función de si el suelo es fértil o pobre en materia orgánica. Se puede incorporar tierra para un huerto urbano, que es un mantillo específico para hortalizas siguiendo las recomendaciones del fabricante. Los nutrientes que añade el estiércol, el humus de lombriz o el compost sirve para alimentar la tierra: aportarán nutrientes que de buen seguro aprovec
La incorporación de fertilizantes orgánicos granulados, cuernos triturados o sangre seca como complemento también resulta recomendable. Tienen la ventaja de ser ricos en nitrógeno y permanecer durante mucho tiempo en la tierra. Hay que tener en cuenta que se puede elaborar fácilmente compost casero con ayuda de un compostador, una técnica utilizada para los cultivos biológicos.
Antes de plantar las hortalizas hay que labrar, es decir, voltear y revolver la tierra. Esta operación es indispensable porque sirve para airear la tierra y repararla, es decir, hacerla más suelta, lo que facilita el desarrollo de las raíces. Para ello, existen varios métodos:
Pasar un motocultor o una motoazada;
utilizar una horquilla u horca de cavar;
utilizar una horca aireadora o horca de doble mango.
El motocultor o la motoazada tienen la ventaja de ser mucho más rápidas trabajando que las herramientas manuales. El motocultor permite trabajar la tierra a más profundidad. La motoazada ofrece un resultado también correcto aunque más superficial. Para un buen resultado, conviene realizar al menos dos pasadas: primero en sentido longitudinal y después transversal.
La horquilla permite revolver la tierra en profundidad aunque se requiere más tiempo para realizar esta operación. Sin embargo, su utilización permite preservar la microfauna, especialmente las lombrices de tierra. Son muy beneficiosas para el huerto por su acción de oxigenación de la tierra y aporte de materia orgánica. Para un resultado óptimo, después de revolver los terrones de tierra hay que desmenuzarlos. Los golpearemos con el borde de una herramienta, con la parte plana de un rastrillo, etc. La azada o horca de doble mango permite preparar la tierra en profundidad sin alterar la composición y estructura original del suelo, dejando casi intacta la microfauna. Se utiliza principalmente en los huertos ecológicos. Es muy fácil de utilizar, y uno de sus mayores atractivos es que no hay que encorvar la espalda. La técnica es muy simple: basta con presionar el pie encima para hundir los dientes en la tierra y tirar hacia atrás. A continuación se levanta la herramienta, se retrocede unos centímetros y vuelves a realizar el proceso.
¡Sigue paso a paso estos consejos y la próxima temporada podrás disfrutar de las
Si no se dispone de un espacio grande para planificar un huerto casero en el patio o el jardín, puedes optar por construir tu propio huerto urbano utilizando mesas de cultivo o armar una con materiales reciclados. Una huerta en casa de este tipo te permitirá cultivar y cosechar hortalizas o plantas aromáticas de todo tipo que además, tendrás a mano en la cocina de tu casa.
Una huerta orgánica en casa utiliza sustrato para huerto urbano, tierra para macetas o la mezcla de fibra de coco y humus de lombriz que tan buenos resultados ofrece. Por tanto, los consejos indicados anteriormente no son válidos en este caso.
Empieza con una buena planificación, pensando qué hortalizas quieres cultivar, cuánto espacio necesitas para cada una de ellas y cómo las tienes que cuidar. Utiliza un calendario de siembra para saber en qué época germinar las semillas o comprar los plantones, así como de qué manera se trasplantan y cuándo estarán listas para cosechar.
La mayoría de hortalizas que puedes cultivar son muy exigentes en nutrientes, y por ello, las mezclas de sustrato y abono deben prepararse en función de la planta a cultivar. El calabacín, por ejemplo, requiere muchos más nutrientes que los rábanos, y por ello es muy útil planear el tipo de cultivo que se va a plantar.
Esto te permitirá elaborar distintas mezclas con porcentajes de nutrientes más o menos elevados según la época del año y el tipo de plantas de tu huerta familiar.
Un sistema de riego puede evitar que las plantas se sequen y es casi imprescindible en un huerto vertical.
¡Sigue paso a paso estos consejos y la próxima temporada podrás disfrutar de las mejores frutas y hortalizas!
Ficha escrita por:
Alberto, responsable de servicio de jardinería, Toledo
Dirijo desde hace varios años un servicio de jardinería y cuento con una clientela formada por particulares y empresas. Tengo a mi cargo un equipo de jardineros y me ocupo de la creación y mantenimiento de espacios verdes. Además de eso, aporto mi experiencia y conocimientos a mis clientes en lo que se refiere a mantenimiento y mejoras de los jardines. En este sentido, poseo una formación comercial, habiendo desempeñado diversas funciones en hostelería al inicio de mi carrera profesional. Posteriormente orienté mi carrera hacia la ordenación paisajística, en el seno de una colectividad territorial, dónde adquirí sólidos conocimientos técnicos gracias a la formación interna y a las labores de seguimiento desempeñadas en importantes obras en un municipio sometido a numerosos cambios. En el plano personal, tengo que señalar que estoy orientado hacia el arte de la jardinería. En este sentido, he creado y diseñado con mi esposa un jardín que cuido con esmero, al igual que una preciosa huerta. ¡Y no nos olvidemos del bricolaje, también se me da bastante bien! Porque para trabajar en el jardín, también hay que saber hacer algo de bricolaje: pérgolas, cabañas, suelos empedrados, vallas y muchas más cosas... ¡Siempre hay trabajo en un jardín! Después de haber trabajado con dedicación, mi esposa y yo solemos estar muy orgullosos del resultado obtenido y encantados de poder disfrutar de un entorno agradable y acogedor. Así que nada más sencillo para nosotros que daros consejos sobre el mantenimiento y la mejora de vuestros jardines o la elección de herramientas para trabajar. Estamos a vuestra disposición.