Ficha escrita por:
Juan Mari, jardinero apasionado, Asturias
Acolchar consiste en extender una capa de distintos materiales, (que no tienen porqué ser necesariamente paja), sobre la tierra de una parcela con o sin cultivos. Esta capa recibe el nombre de acolchado o mulch. Los beneficios del acolchado son bien conocidos, y presenta numerosas ventajas.
Cubrir la tierra evita las pérdidas de agua por evaporación. De esta manera, el jardinero ahorrará agua y tiempo.
El acolchado evita que la tierra reciba la luz del sol. Las semillas no germinan, y de hacerlo, las plántulas mueren por etiolación. El acolchado es la solución más eficaz, económica y natural para evitar la aparición de hierbas adventicias. Además, el jardinero se ahorra la tarea de desherbar.
En suelos arcillosos o limosos, el acolchado evita la formación de una costra en la superficie de la tierra que suele aparecer después de las lluvias. También protege las raíces de las plantas y el suelo del frío o el hielo de invierno y del calor en verano.
Obviamente, esta mejora se produce únicamente si utilizamos acolchados orgánicos. Al mejorar las propiedades físicas del suelo, y con la aportación de distintos elementos minerales así como humus, el acolchado mejora la fertilidad de la tierra.
El acolchado asegura una temperatura más templada de la tierra, lo que contribuye a mantener un microclima favorable para los microorganismos y pequeños animales. Toda esta vida invisible, pero muy importante bajo tierra, es importante porque contribuye a transformar la materia orgánica en elementos minerales asimilables por las plantas.
El uso de cenizas de madera para evitar la aparición de babosas en el huerto o el jardín es bien conocida. Pero podemos conseguir el mismo efecto con el uso de materia orgánica molida, como las astillas de madera o con acolchados minerales como las piedras volcánicas o la puzolana.
El acolchado protege a las plantas de salpicaduras y suciedad cuando llueve sobre la tierra húmeda y que además, pueden transmitir enfermedades. Además, las frutas (como las fresas) y otras hortalizas, no se ensucian tanto.
Existen 3 tipos principales de materiales para acolchar:
Materiales orgánicos;
materiales minerales;
materiales sintéticos.
Los acolchados o mulchings orgánicos son los más utilizados, y se realizan con plantas o restos de plantas. La rapidez de su degradación y por tanto, de su incorporación al suelo, depende de la proporción entre elementos ricos en nitrógeno y elementos leñosos, más ricos en carbono.
La fauna y los microorganismos del suelo pueden provocar una rápida descomposición de determinados materiales. Los ricos en nitrógeno producen un humus muy nutritivo, que se incorpora rápidamente al suelo. Se utilizan habitualmente en el huerto o para plantas anuales de jardín.
Nos referimos concretamente a estos materiales:
Hojas muertas recién caídas del árbol (tilo, avellano, abedul, carpe, falsa acacia...);
restos de la siega del césped;
helechos;
ortigas...
Los mantillos de descomposición lenta, son ricos en lignina, y pueden tardar varios meses (o incluso años) en degradarse. Aunque aportan una cantidad inferior de nutrientes,
mejoran considerablemente las cualidades físicas del suelo, mejorando su estructura.
Por ello se utilizan especialmente en plantas perennes, árboles y arbustos, así como en macizos de plantas vivaces:
Hojas muertas de árboles coriáceos: plátanos, robles, hayas, arces, laureles...;
corteza de pino;
astillas de madera;
paja;
restos de poda de setos;
cáscaras de granos de cacao;
copos de lino o de cáñamo;
subproductos disponibles a nivel local, como cáscaras de nuez o de avellana, hueso de aceituna.
Las agujas de pino y los recortes de setos resinosos (como las tuyas o el ciprés) tardan en descomponerse y acidifican la tierra. Por ello es mejor utilizarlas en macizos de plantas perennes, o para acolchar arbustos y plantas acidófilas.
También puede utilizarse tejidos de fibra de coco, yute o cáñamo que se suministran en rollos o losetas listos para instalar. Son muy útiles para acolchar grandes extensiones o alrededor de un seto.
Los acolchados minerales no son biodegradables y por ello su vida útil es muy larga. Nos referimos a todo tipo de arenas, gravas, guijarros, bolas de arcilla, pizarra triturada, puzolana, etc. Los más utilizados en jardinería ornamental aportan un toque de color que contrasta con el de las plantas cultivadas, realzándolas.
Además, su efecto estético puede reforzarse al combinar dos tipos de acolchado distinto. Para evitar que acaben mezclados, elígelos de distinta granulometría. Como además conservan bien el calor del sol, suelen emplearse alrededor de determinadas plantas como los cactus o las de rocalla.
La estructura alveolar de la puzolana, (un tipo de roca volcánica), la convierte en un buen aislante térmico. Si puedes obtenerlos con facilidad, las cáscaras de marisco además, tienen la ventaja de devolver muchos elementos minerales al suelo.
El acolchado sintético es una lona de tejido plástico o textil que se extiende sobre el suelo, por lo que no resulta tan estético. Son especialmente útiles para retener la tierra en terrenos con pendiente pronunciada.
Es interesante acolchar con materiales que tienes a mano. Además de ser mucho más económico, te permitirá reciclar y reutilizar.
Hay muchos materiales orgánicos gratuitos que sirven de acolchado y que puedes encontrar fácilmente a tu alrededor:
Restos triturados de plantas y ramas;
recortes de césped;
hojas muertas;
malas hierbas que hayas arrancado;
plantas de hortalizas que han finalizado su ciclo (tomates, calabacines, judías, hojas de zanahoria...);
helechos, especialmente el Helecho águila que crece abundantemente al borde de algunos caminos.
Tipo de mantillo | Ventajas | Inconvenientes | Espesor y vida útil | Cultivos en los que utilizarlo |
Paja | Mantiene bien la humedad y produce un buen humus. | El viento puede dispersar las briznas. | 3 a 5 cm (regar bien después de acolchar para que se asiente). 1 a 2 años. | Fresas, lechugas, zanahorias, remolachas, rosas. |
Restos de césped fresco. | Rico en nitrógeno. Es un material abundante y gratuito. | Riesgo de asfixia y podredumbre. | 1 cm. Debe renovarse regularmente. | Hortalizas de ciclo corto, lechugas, judías, guisantes. |
Restos de césped seco. | Es un material abundante y gratuito. | Seca la hierba dándole la vuelta durante algunos días. | 2 a 5 cm, renovándose a menudo. Algunas semanas. | Todas las plantas anuales. |
Hojas muertas tiernas o coriáceas. | Producen un humus abundante. Buena protección en invierno. | Vuelan fácilmente. Posible propagación de enfermedades. | 10 a 20 cm. De 6 meses a más de un año. | Flores anuales o vivaces del jardín, arbustos y rosales. |
Ramas de arbustos y hojas trituradas. | Rico en nitrógeno y minerales. | Podría fermentar si la capa es muy espesa. | 5 cm. | Setos, arbustos, plantas vivaces, fresas, frambuesas, hortalizas variadas. |
Compost + paja. | Conseguiremos uno de los mejores acolchados si añadimos una pequeña cantidad de compost debajo de la paja. | Si no son de origen ecológico, puede contener residuos de pesticidas. | 5 a 10 cm. | Hortalizas exigentes en nutrientes: tomates, pimientos, berenjenas, calabazas, puerros, calabacines y pepinos. |
Helechos. | Material gratuito, buena protección contra el frío y tóxico para caracoles y babosas. | Difícil de encontrar en algunas zonas. | 10 cm. 3 a 6 meses. | Repollo, tomate, puerro, calabaza y pepino. |
Corteza de pino. | Decorativo. | A largo plazo acidifica la tierra. | 5 cm. | Plantas acidófilas, superficies sin cultivar. |
Cartones (sin impresiones a color). | Gratuito, fácil de colocar y muy eficaz contra las malas hierbas. | Retirar los restos de cinta adhesiva. | Espesor del cartón. De 8 meses a un año. | Arbustos, fresas, setos y hortalizas variadas. |
Tejidos de fibra de coco, yute o cáñamo (en rollo o en loseta). | Colocación sencilla, se degrada naturalmente con los años. | Coste elevado. | Espesor del tejido. De 2 a 4 años. | Para grandes superficies, setos, arbustos y plantas vivaces. |
Malas hierbas. | Material abundante en el jardín o el huerto, rico en elementos nutritivos. | Riesgo de dispersión de semillas. | 5 a 10 cm. De 4 a 8 meses. | Todas las hortalizas. |
Materiales minerales: grava, pizarra, puzolana, bolas de arcilla, guijarros... | Gratuitos si son recuperados. Se calientan rápidamente al sol durante la primavera, desprenden calor por la noche. | A pesar de su coste elevado, no aporta ningún tipo de elemento nutritivo ni de mejora estructural del suelo. | 3 a 5 cm. Dura muchos años. | Parterres, macetas y plantas en contenedores: palmeras, bambús, suculentas y arbustos. |
Bioplástico. | Biodegradable. Calentamiento rápido del suelo. Muy apropiado en terrenos con pendiente. | Colocación compleja, precisa preparación previa del suelo. Coste elevado, poco estético al finalizar su vida útil. | Espesor del material. 3 a 6 meses. | Distintas hortalizas: coles y repollos, berenjenas, tomates, pimientos, melones... |
Plástico de polietileno (PE). | Evita la aparición de malas hierbas, calienta el suelo rápidamente. | Impacto negativo desde un punto de vista ecológico, difícil de reciclar. | Puede utilizarse durante bastantes años según el espesor del material. | Plantaciones de setos, macizos de vivaces. |
Los acolchados pueden realizarse en cualquier época del año con dos únicas excepciones:
Durante el invierno y cuando el suelo esté frío: no instales nunca un acolchado con el suelo congelado, ya que conservará el frío de la tierra y retrasará su calentamiento en primavera. Es mejor realizar esta operación en otoño, antes de la llegada de los primeros fríos y mantenerlo durante todo el invierno;
a principios de primavera, cuando el suelo aún está frío. Deja que el sol empiece a calentar la tierra, y extiende el acolchado cuando las temperaturas empiecen a subir.
También puedes colocar el acolchado cuando las hortalizas ya están trasplantadas. Colócalo entre las filas de puerros, repollos, espinacas, fresas... pero espera a que las plantas se desarrollen un poco para no cubrirlas con el grosor de la capa de acolchado.
El acolchado es beneficioso para todo tipo de plantas: hortalizas, parterres, macizos, setos, árboles y arbustos aislados, rosales, así como cultivos realizados en macetas y jardineras.
Eso sí, evitaremos acolchar aquellas plantas que no aprecian la humedad: ajos, cebollas y chalotes por ejemplo. Las plantas de rocalla como los cactus y las suculentas, no se acolchan nunca con materia orgánica, sino con un acolchado de origen mineral.
Antes de colocar el acolchado, es necesario desherbar para eliminar cualquier tipo de maleza que podría rebrotar. Para ello, arráncalas completamente, extrayendo tanto sus raíces como sus rizomas (si los tiene). A continuación, extiende una capa de acolchado de unos pocos centímetros hasta un máximo de 10 cm (siempre según el tipo de material que vayas a utilizar). Si tu idea es mantener el acolchado durante todo el invierno, no dudes en crear una capa algo más gruesa.
Para las plantas de seto, el acolchado debe tener una extensión de 80 cm a cada lado de la hilera. En los arbustos, extiende el acolchado en un diámetro de 1,50 m alrededor del tronco.
Siempre que te sea posible, evita colocar el material de acolchado tocando el pie de las plantas, de manera que el cuello (el punto donde se unen las raíces al tallo) quede despejado y libre de material. Un exceso de humedad en ese punto puede provocar problemas sanitarios.
Una vez colocado, procede a regar el material de acolchado para que se asiente.
El acolchado no debe enterrarse, ¡es justo al contrario! Dejaremos que la naturaleza siga su curso como pasaría en el medio natural. Lo que sí hay que tener en cuenta es que los acolchados ricos en carbono (como la paja, por ejemplo), requiere una gran cantidad de nitrógeno para descomponerse por acción de los microorganismos del suelo. Por ello, algunas plantas pueden acusar la carencia de nitrógeno, un elemento esencial para su crecimiento. En estos casos, sería necesario compensar la carencia añadiendo un abono o un fertilizante rico en nitrógeno.
Para conservar el espesor de la capa de acolchado, puede ser necesario añadir material regularmente. Si el material no se descompone, retíralo a principios de primavera especialmente en el huerto, para que los rayos del sol lleguen al suelo y lo calienten, evitando así la proliferación de parásitos.
Cada vez que necesites sembrar, retira la capa con un rastrillo para formar una pila. Podrás extenderlo de nuevo cuando las plantas hayan crecido un poco. Por el contrario, para trasplantar cualquier tipo de planta, no debes retirarlo: sepáralo formando un hueco para acomodar tu nuevo cultivo.
Ficha escrita por:
Juan Mari, jardinero apasionado, Asturias
De niño ya trabajaba en el jardín familiar. Quizás ahí nació mi interés por las plantas y la jardinería. Así que nada más lógico para mí que estudiar biología vegetal y agronomía. Posteriormente, y accediendo a la solicitud de varios editores, escribí, a lo largo de 25 años, numeroso libros relacionados con las plantas, los champiñones (un tema que me preocupa), al principio básicamente guías identificativas, pero posteriormente me fui adentrando en la jardinería, retomando, de este modo la pasión de mi infancia. Además de eso, he colaborado regularmente con varias revistas especializadas en jardinería y naturaleza. Como no hay jardinero sin jardín, cultivo desde hace 30 años el mío propio en un pequeño rincón de Asturias, poniendo en práctica los métodos de cultivo sobre los cuales os aconsejo.