Ficha escrita por:
Miguel, Soldador profesional
Soldar es fusionar al menos dos parte de una unión para garantizar la continuidad de la misma.
El soldeo designa la acción y la soldadura, la junta resultante de la operación.
Esta precisión no está de más: hay que partir de unos fundamentos claros.
Todo el mundo conoce la palabra, pero entre el soplete que se usa con una mano y el que se utiliza en fontanería o en pastelería para caramelizar la crema catalana, y el soplete de gas, media un mundo. Explicamos las diferencias.
Consta de una botella de butano o de propano, o de un cartucho desechable, un regulador de presión y un manguito unido a una empuñadura con su botón de ajuste de llama. Durante mucho tiempo fue el equipo básico de los fontaneros para soldar, curvar o estañar tubos. El quemador intercambiable permite alcanzar temperaturas de hasta 1600°C en contacto con la llama. En términos de autonomía, los cartuchos tienen una vida útil de una a dos horas, como máximo, dependiendo del trabajo.
Al sistema mono gas ya descrito se le añade un comburente, el oxígeno, para obtener un calor óptimo de entre 2800 °C y 3000 °C. Estos conjuntos, muy bien presentados y compactos, fáciles de guardar, son prácticos para las pequeñas reparaciones de fontanería, así como para iniciarse en soldadura autógena. Además, estos kits contienen pequeñas boquillas destinadas a la reparación de joyas. Sin embargo, su autonomía es limitada.
Otra opción bi gas empleada en entornos industriales y muy valorada por los fontaneros modernos. Este conjunto consta de:
Una botella de acetileno licuado a 17 bares, el combustible, con una ojiva o cabeza (parte superior de la botella) de color marrón;
una botella de oxígeno licuado a 195 bares, el comburente, con cabeza de color blanco, sometido a alta presión;
dos reguladores de presión ajustables por separado;
dos mangueras obligatoriamente de colores diferentes, azul para el oxígeno y rojo para el acetileno;
un soplete específico que garantiza la mezcla de los dos gases. La precisión y la finura de la soldadura se obtienen por medio de las boquillas intercambiables.
Hay una razón para que la soldadura de oxiacetileno sea la preferida por los soldadores: la llama producida por el soplete posee unas enormes cualidades:
Es la que tiene mayor poder calorífico, entre 3100 °C y 3200 °C, se compone de tres zonas de calentamiento; el dardo, el penacho rosado y la zona reductora de color azulado que es la zona de calor esencial para el soldeo autógeno.
es fácil de regular, las boquillas intercambiables están disponibles en un soporte con forma de estrella. Se suministran con el soplete, y se clasifican según su caudal expresado en litros/minuto. Siempre deben estar limpias para ofrecer una llama impecable: un buen soldador procura llevar en el bolsillo un escariador.
Por seguridad, colocamos sobre cada manguera, lo más cerca posible del soplete, dos válvulas antirretorno, de color idéntico a los tubos, para evitar el retorno de la llama hasta las botellas. Un soplete en mal estado podría provocar este accidente.
Para el equipo mono gas, basta con calentar a la temperatura necesaria para el metal de aporte (soldadura de estaño o plata) sin olvidarnos de utilizar el decapante que mejor se adapte.
En este caso de soldadura, la pieza que se va a soldar no se funde. Para ejecutar la soldadura basta con alcanzar la temperatura de fusión del metal de aporte. Las temperaturas de fusión son diferentes según su naturaleza. La mejor opción es utilizar el soplete en función de estos parámetros.
Según el tamaño del objeto o del tubo que soldamos, utilizamos quemadores diferentes para concentrar mejor la llama en el punto de soldadura. Para llevar a cabo una soldadura con acceso difícil, existen cabezas especiales para no dañar el entorno de la soldadura.
Con un soplete mono gas también podemos calentar una pieza de nueva creación, decapar la pintura de una chapa o incluso flambear una crema.
Vamos a centrarnos básicamente en la soldadura autógena, un equipo similar al bi gas pero más sofisticado.
Los sopletes se clasifican por tamaño, de más pequeño a más grande. Por descontado, la variedad de elección dependerá del grosor de las chapas o de los perfiles que vayas a soldar. En teoría, se recomienda un caudal de 100 l/min por mm de grosor; el diámetro del metal de aporte debe ser equivalente al grosor de la chapa. Resulta evidente que el nº 2 está más bien reservado al calentamiento de piezas para formar.
Soplete N ° 00
Boquillas de entre 10 l/min y 40 l/min; soldador pequeño.
Boquillas de entre 50 l/min y 200 l/min; el soldador más utilizado.
Boquillas de entre 250 l/min y 1000 l/min; soplete de caldeo.
Boquillas de entre 1250 l/min y 5000 l/min; gran soplete de caldeo.
Las botellas están abiertas, los reguladores fijados en una presión de entre 0,05 bares y 0,1 bares para el acetileno (C2H2), y de entre 1 y 1,5 bares para el oxígeno (02).
El soplete incluye dos válvulas regulables, una para cada gas, identificables por su color. Primero se abre el acetileno, después el oxígeno (1/4 de giro bastará) y a continuación encendemos el soplete con un mechero para gas específico. Por último, regulamos la llama para tener un dardo muy fino y afilado.
Recomendamos que practiques calentando chapas para dominar la fusión, no pasa nada si las primeras veces haces agujeros. ¡Así se aprende!
Cuando ya domines la fusión, puedes empezar a soldar utilizando el metal de aporte apropiado en términos de diámetro y de calidad.
Al principio, durante los ajustes, el metal puede saltar (¡cuidado con la ropa!). Vuelve a empezar una y otra vez hasta que consigas un buen ajuste.
Un apunte relacionado con la botella de acetileno: al estar el gas disuelto en acetona, se aconseja no vaciar las botellas por completo y asimismo no colocarlas horizontalmente, ya que en ambos casos se consume la acetona, la llama es deficiente y la soldadura resulta defectuosa.
Si oyes hablar de un economizador, has de saber que se trata de un accesorio que permite cortar o abrir automáticamente las llegadas de los dos gases cuando colocas el soplete encima.
Ahora que conocemos la máquina, veamos cuáles pueden ser sus fallos de funcionamiento.
Disminución de la presión de uno de los gases o mal estado del soplete.
Puede deberse a una obstrucción de la boquilla del soplete, en cuyo caso habrá que limpiarla con el escariador de soldador, o bien estar causada por un calentamiento de la boquilla, supuesto en el que se debe cortar el paso del acetileno y dejar salir únicamente oxígeno para refrigerar la boquilla.
Recalentamiento grave de la boquilla, cortar los gases y reiniciar.
Es una llama negruzca que genera hollín. Deberás revisar la dosificación de los gases.
En resumen, elegir el soplete consiste en centrarse precisamente en la utilización que le daremos, tanto mínima como máxima. En esa horquilla encontrarás una gama de productos que te resultará conveniente.
Puedes ampliar tus conocimientos y consultar nuestras guías para saberlo todo sobre la soldadura con llama, por arco, TIG, MIG MAG, con estaño, por puntos, y los cortadores por plasma.
Ficha escrita por:
Miguel, Soldador profesional
Soy ingeniero de proyectos para la instalación de calderas. Actualmente estoy retirado, y aprovecho mi tiempo libre para crear esculturas de metal en mi taller: un espacio para dar rienda suelta a mi creativididad. Me encanta la jardinería, la decoración y la pintura. Y me encanta utilizar nuevas herramientas tecnologicas para hacer bricolaje o cualquier cosa que tenga que ver con la casa. Es un placer poder aconsejaros desde mi experiencia adquirida con los años.