Ficha escrita por:
Francisco, Manitas
Como su nombre indica, la calefacción auxiliar complementa otro sistema de calefacción que carece de potencia suficiente o funciona de forma intermitente. Puede utilizarse cuando la calefacción central no está en marcha. Si vives en una comunidad y la calefacción comunitaria está apagada, ¡necesitas una solución para que tu bebé no coja frío al salir del baño!
El radiador eléctrico instalado en el baño siempre está disponible, pero puede faltarle potencia en los días fríos de invierno. El radiador de inercia proporciona calor suave, ¡pero deja que desear para darse una ducha en 5 minutos contados! La calefacción auxiliar del baño debe calentar de forma rápida y potente para proporcionar sensación de calor sin demoras.
El aparato debe ser fácil de transportar, para que puedas guardarlo cuando no lo uses o utilizarlo en otra habitación, en caso necesario. Por último, debe ser fácil de instalar y no requerir obras específicas. Tan solo tienes que colocarlo, enchufarlo ¡y listo!
Como cualquier aparato eléctrico, un aparato de calefacción auxiliar no debe situarse encima ni demasiado cerca de una salida de agua, como un lavabo, una ducha o una bañera. Las salpicaduras podrían tener graves consecuencias.
Un radiador auxiliar estándar no debería situarse a menos de 1,20m de un lavabo ni a menos de 3 m de una bañera. Son distancias considerables, difíciles de respetar en un baño pequeño. Por el contrario, un aparato diseñado para el baño está protegido contra las salpicaduras y, por tanto, puede situarse a 60 centímetros de una bañera o ducha, o al lado del lavabo.
La calefacción auxiliar para el baño debe respetar el grado de protección IP 21. Este índice de protección significa que el agua puede rociar el dispositivo y que los objetos de más de 12 mm no pueden penetrar en él ni interferir en su funcionamiento. Resumiendo, elige un aparato de calefacción auxiliar diseñado para el baño y aléjalo el máximo posible de las salidas de agua para mayor seguridad.
Existen diferentes tecnologías de radiadores en el mercado, que se distinguen por sus características, su precio de adquisición y su consumo, además de por la comodidad que proporcionan.
Una resistencia protegida por una carcasa metálica calienta el aire al entrar en contacto con él. Cuando se calienta, el aire asciende. Esta circulación natural del aire, llamada convección, permite calentar gradualmente la habitación. Este sistema provoca la creación de capas de aire inmóviles cada vez más calientes a medida que nos acercamos al techo. Esta tecnología seca el aire y consume mucha energía. Los convectores no almacenan el calor, por lo que se nota el frío en cuanto se apagan. Proporcionan una comodidad básica y su consumo es elevado, pero su precio es muy interesante y no pesan casi nada.
Aparecieron en los años 60 y calientan el aire ambiental por radiación. Contienen un fluido caloportador, como los radiadores fijos de la misma tecnología. Los radiadores de aceite tienen ruedas y se reconocen fácilmente por su estructura, formada por módulos metálicos acanalados que contienen aceite, separados de 5 a 10 cm entre sí. Estos radiadores son potentes y consumen menos que los convectores o calentadores radiantes (ya que, por su inercia, siguen desprendiendo calor después de apagados), pero son más pesados y voluminosos.
Son aptos para cualquier zona de la casa y ofrecen, según el modelo, una potencia de hasta 3000W, suficiente para calentar una estancia de unos 30m² en condiciones de aislamiento normales y con techo de altura estándar. Aunque consumen menos, tardan más en calentar, ya que primero debe adquirir temperatura el aceite.
Un panel radiante convierte una parte significativa de la electricidad que consume en radiación infrarroja. Esta radiación se propaga alrededor del radiador, de forma proporcional a la distancia. Todo lo que está cerca del radiador se calienta, incluidas tus piernas si están justo delante. Proporcionan sensación de calor, incluso si el aire está más bien frío. Estos radiadores tienen poco efecto convectivo y proporcionan mayor comodidad que el convector, además de consumir menos. Calientan bastante rápido. Sin embargo, es mejor colocarlos lejos del usuario y del mobiliario (pueden amarillear las superficies).
Una resistencia en contacto con el aire o protegida por un bloque cerámico calienta el aire, que una hélice pone en movimiento. Esta convección forzada logra calentar una gran cantidad de aire en un tiempo récord y limita el efecto de estratificación causado por los convectores. Un calefactor no es de lo más discreto. Si te gusta la tranquilidad o deseas disfrutar de tu emisora de radio favorita, opta por un modelo silencioso o de potencia regulable.
En baños grandes, la función oscilante permite dirigir el aire caliente en todas direcciones y así calentar la estancia completa. Por último, hay calefactores para instalar en la pared. Sigue las instrucciones del fabricante para conseguir un flujo de aire suficiente y evitar el sobrecalentamiento. Normalmente, el mínimo son 5 cm. Estos radiadores son ligeros, fáciles de trasladar y de guardar y tienen varias velocidades. Ten en cuenta también que suelen respetar el grado de protección eléctrico IP 21 y mencionar expresamente que son «especiales para el baño». A diferencia de las otras tecnologías, si tu baño no es muy grande, un calefactor seguro que te hará un buen servicio. Puede ser de cerámica (calefacción de mejor calidad) o de resistencia simple (más barato).
Oculto tras una rejilla, un tubo calefactor (+1000 °C) contiene un filamento y un gas halógeno que emite infrarrojos. A menudo adopta forma de regleta y se coloca sobre el lavabo o un armario de baño. El radiador se enciende con una cuerdecilla si se instala en alto o con un botón si queda al alcance. Este radiador calienta rápido y se usa especialmente en baños pequeños. La lámpara debe cambiarse cada 5000 horas y su principio de funcionamiento puede resultar más peligroso que otras tecnologías de calefacción.
Todos estos aparatos eléctricos pueden incluir opciones para ser más cómodos de usar, reducir el consumo y resultar más eficientes.
O «boost», ¡en la lengua de Shakespeare! El radiador calienta la estancia mucho más rápido, algo indispensable cuando tienes prisa. Para ello, se sacrifica el rendimiento y se aumenta el consumo.
El radiador se apaga una vez transcurrido el tiempo programado. Es una opción práctica para encender el calefactor antes de ducharte y no pasarte el día preguntándote si te has acordado de apagarlo. En su ausencia, puedes utilizar un enchufe programador.
Es mucho más sensible que un termostato mecánico, cuyo funcionamiento se basa en las propiedades físicas de los materiales que los componen. En un espacio optimizado con vistas al rendimiento, la calefacción consume menos y proporciona mayor comodidad con el uso de un termostato electrónico..
Regular la velocidad a la que calienta el aparato es una opción imprescindible si quieres poder utilizar tu radiador auxiliar en distintas estaciones y adaptarlo a distintas temperaturas. Las velocidades de calentamiento varían de un radiador a otro: 2 para un calefactor; 2 ó 3 para un radiador de aceite, etc.
Es difícil exigirle a un radiador auxiliar que consuma poco, ya que el bajo consumo de un aparato de calefacción se basa en la inercia, un proceso lento que requiere que adquiera temperatura un cuerpo líquido o seco que se encuentra en su interior para luego transmitir el calor al aire ambiental en forma de radiación.
Si puedes programar o encender el radiador auxiliar 30/40 minutos como mínimo antes de entrar en el baño y vas a pasar en él 2 horas, un radiador de aceite es perfecto. Si no se cumplen estas dos condiciones, descártalo.
Un baño amplio (de al menos 6 m²) puede equiparse con un equipo radiante como solución auxiliar. Si se instala con buen criterio, 15 minutos bastan para calentar el baño unos grados.
Si siempre tienes prisa y necesitas un aumento de temperatura casi inmediato en un baño pequeño, elige un calefactor: en condiciones normales, ¡calienta el baño en 5 minutos! Los calefactores son preferibles para espacios pequeños (de 5 m² o menos).
Los convectores, por su parte, no son la mejor opción para un baño, aunque pueden servirte si buscas un radiador válido para todas las estancias de la casa y no quieres comprar un radiador auxiliar solo para el baño.
Ficha escrita por:
Francisco, Manitas
Desde pequeño me encanta el mundo del bricolaje y la jardinería. Hasta el punto que me compré una casa en el campo y la remodelé con mis propias manos. Mi mujer se encargó de decorarla a su gusto, y cuando tuvimos un hijo, me dediqué a hacer muebles para él. Mi próximo proyecto es hacerme un taller de bricolaje en casa, aunque por el momento tengo problemas de espacio.¡Espero poder ayudaros a elegir las herramientas que os hagan falta!