Ficha escrita por:
Francisco, Manitas
Un cabrestante es una máquina que se utiliza para levantar y mover cargas de un punto a otro remolcándolas. Esta máquina consiste en un torno que gira y enrolla a su alrededor un cable del que se sujeta la carga. Después veremos cómo los distintos sistemas de funcionamiento les confieren capacidad para manejar cargas más o menos pesadas y no solo remolcarlas, sino también subirlas.
Un polipasto es un conjunto de poleas con un grupo fijo y otro móvil con una cadena o cable sin fin que se utiliza para levantar cargas pesadas.
A la hora de elegir elementos para mover cargas es relativamente fácil confundirse porque también puede aparecer nombrados como elevadores. Éstos constan de un motor accionado por un mando que hace girar el torno donde se enrolla el cable que tira hacia arriba de la carga.
La capacidad del cabrestante es la carga máxima de la que puede tirar. La capacidad o fuerza de alimentación se expresa en kilos y la fuerza de tracción nominal está especificada para la primera capa de cable en el tambor del cabrestante, que corresponde a la cantidad de fuerza que necesita producir para mover un objeto. Cuantas más vueltas de cable haya enrolladas alrededor del tambor, menor será la resistencia del cabrestante. Se calcula que la pérdida de fuerza por cada vuelta de cable es de un 13%.
ATENCIÓN: Esta capacidad suele darse para cargas rodantes con un cable perfectamente horizontal. Por tanto hay que elegir una capacidad mayor que las cargas que se quieran mover, teniendo en cuenta tanto la pérdida de potencia durante el enrollado como la no horizontalidad del cable y la posible fricción de la carga. Lo aconsejable es calcular una capacidad un 50% superior al peso a remolcar. Si deseas utilizar el cabrestante de carga para elevación -el polipasto-, verifica bien que la capacidad no esté expresada en carga rodante.
Para una determinada potencia hay que tener en cuenta la velocidad de tracción y la velocidad de carga. Una carga pesada será remolcada lentamente. Por tanto, no es sorprendente que la velocidad de arrastre de una carga sea baja con un cabrestante muy rápido. Por lo general, un cabrestante cargado trabaja a 1.5 metros por minuto. Para que sea más rápido que la media tendrá que tener un motor más potente, lo que se traducirá al instante en un mayor consumo de energía. ¡Atención si lo estás utilizando con la batería del coche!
Existen diferentes tipos de cabrestantes: manuales o impulsados por una fuente de energía externa:
Son los más simples. Tienen una modesta capacidad de tracción (de hasta dos toneladas los más grandes) y la única fuente de energía que reciben son tus propios brazos. Perfectos para trabajos en la construcción y para elevar pequeñas cargas. ¡Muy recomendables para desarrollar los antebrazos!
Se pueden conectar a una batería de coche o camión (12V o 24V), o a la red eléctrica (220V). Tienen una capacidad superior a la de los cabrestantes mecánicos y un coste asequible. El problema es que se recalientan mientras trabajan. La energía disipada en forma de calor es proporcional al cuadrado de la intensidad consumida (expresada en amperios). Dicho de otro modo, esto significa que un cabrestante que no tenga un fusible térmico (llamado también "de protección contra las sobrecargas"), corre el riesgo de quemarse si remolca una carga demasiado pesada. Para prevenir este riesgo lo mejor es elegir un cabrestante de capacidad muy superior a la que necesites. Además, un cabrestante eléctrico puede llegar a consumir más de 400 amperios en 12V (400 A). Si el cabrestante está conectado a un vehículo resulta indispensable que la batería esté en buen estado, cargarla por completo y dejar el vehículo encendido durante y después de haberlo utilizado. También hay que dejar un tiempo para que se enfríe, por lo que el cabrestante solo se podrá usar de forma intermitente. Si se intenta levantar o tirar de una carga sin hacer las correspondientes pausas se corre el riesgo de dañarlo.
Están provistos de un motor térmico (de gasolina). Son más pesados y caros que los eléctricos aunque permiten realizar un trabajo de continuo. Para conectarlos a un vehículo necesitan una instalación específica. No se pueden transferir fácilmente de un vehículo a otro.
Están conectados a un circuito hidráulico que acciona el tambor. Ofrecen la misma robustez y prestaciones que los mecánicos. Su instalación sobre un vehículo precisa la intervención de un especialista. Resulta indispensable que el circuito hidráulico al que estará conectado tenga suficiente flujo y presión para accionarlo. En general, podemos encontrar cabrestantes que funcionan con un circuito de 120 a 160 bares para un flujo de entre 45 y 60 litros por minuto. Estos cabrestantes hidráulicos son fiables y ofrecen mejor rendimiento (carga, velocidad), que los mecánicos y eléctricos, aunque son más pesados y caros.
Hay dos tipos de cabrestantes manuales: los cabrestantes de manivela y los cabrestantes de palanca.
Los primeros ofrecen una capacidad de tracción modesta, de entre 500 kg y 1 T, para cables de alrededor de 10 m. Los segundos permiten tirar de cargas más pesadas (unas 2T), pero en general no dejan enrollar cables de más de un metro. Como habrás adivinado, los primeros serán perfectos para montar un barco sobre un remolque mientras que los segundos son perfectos para remolcar árboles talados.
La adición de una polea de reenvío (un tipo de polea), permite doblar la carga del cabrestante aunque a cambio, la velocidad de tracción se reducirá a la mitad. ¡No se puede tener todo!
La reducción permite adaptar la fuerza y velocidad de la fuente de energía, de un motor, o de tus brazos, a una carga determinada. La reducción también está asociada a la relación entre fuerza y velocidad, (recuerda la historia del peso que es remolcado lentamente). Para decirlo de una forma simple, la reducción va a transformar la velocidad rápida del engranaje en un bobinado lento del cable alrededor del carrete o bobina. Gracias a la reducción los cabrestantes pueden hacer estas proezas. Existen 3 tipos de reducción:
Engranaje recto: ofrecen una rápida velocidad de enrollado. Precisan un freno y un motor de fuerte potencia;
tornillo sin fin: muy robustas y seguras. Desenrollado lento. Su diseño hace que no necesite un sistema de frenado;
engranaje planetario o epicicloidal: robusto y económico, la estrella del mercado. Necesita freno.
Elegir un cable demasiado largo es doblemente arriesgado. En primer lugar porque se pierde mucha capacidad en relación a la potencia del cabrestante. Recuerda que mientras más vueltas de cable haya alrededor del tambor, menor será su potencia. Por otra parte, un cable demasiado largo se puede enredar hasta atascar o incluso deteriorar el tambor. Por tanto, lo mejor es utilizar la longitud de cable estrictamente necesaria, y si fuera preciso, añadir una cable sintético.
Los cables de acero al carbono son resistentes a la fricción y al calor. Sin embargo son sensibles a los pinzamientos y aplastamientos. Su masa lineal los convierte en elementos peligrosos en caso de rotura o de que la carga se desprenda. Los cables sintéticos son ligeros aunque algo más caros. No resisten bien el rozamiento ni el calor pero presentan menor riesgo de accidentes, ofrecen un rendimiento superior y pueden atarse en reparaciones temporales.
Un cabestrante sirve para manejar cargas pesadas. La energía que se pone en juego es considerable, lo que en caso de ruptura, implica riesgos elevados de liberación no deseada de la carga. Por tanto conviene elegir muy bien un cabrestante de capacidad adecuada al trabajo. Por otro lado, la carga puede inmovilizarse de manera fiable con dispositivos como un freno automático, que bloquea el tambor cuando se detiene o falla la alimentación del cabrestante, o un trinquete colocado en el cabrestante. En cualquier caso, siempre hay que seguir las recomendaciones del fabricante para el mantenimiento y verificación del material, sobre todo, por lo que respecta al cable (desgaste, corrosión, daños...) ¡Y por supuesto, evita hacer picnics bajo la carga que levanta tu equipo!
Dispositivo que permite enrollar el cable de forma ordenada alrededor del tambor para evitar la formación de nudos.
Dispositivo que consiste en unos rodillos entre los que se desliza el cable. Esto permite que el cable esté siempre delante del tambor y que disminuya el riesgo de fricción.
Un cable está formado por varios filamentos. Cada uno de ellos a su vez está formado por varios hilos de acero enrollados helicoidalmente. El núcleo del cable antigiratorio está trenzado en sentido opuesto a los filamentos exteriores, lo que anula la fuerza de giro. Esto evita que la carga gire sobre sí misma cuando está en el aire.
Motores económicos que consumen menos que los de bobinado aunque son más sensibles al calor y al desgaste. ¡Atención a la pérdida de potencia en clima frío!
Inmoviliza el tambor cuando el cabrestante no está en funcionamiento. Muy seguro para evitar que la carga se mueva de forma incontrolada. Los frenos impiden desenrollar el cable de forma manual excepto si se cuenta con un sistema de desbloqueo para desacoplar el tambor de la transmisión.
Dispositivo mecánico que permite transferir la energía de la fuente de energía (motor, manivela, bomba de circuito hidráulico...) hacia el receptor, en este caso, el tambor.
Arrastrar o levantar una carga con una cuerda, cadena o amarre.
Nombre genérico que se da a los cables o cadenas.
Reserva los cabrestantes manuales para pequeñas cargas o para cuando resulte difícil encontrar una fuente de energía. Los cabrestantes conectados a una fuente de energía son más cómodos y más seguros. No utilices un cabrestante eléctrico para usos intensivos por el riesgo de sobrecalentamiento.
¡La protección contra las sobrecargas te evitará más de un disgusto! Los cabrestantes térmicos e hidráulicos permiten un uso intensivo aunque su precio es mayor y son menos fáciles de instalar.
Y un último consejo, invierte siempre en un cabrestante y accesorios de calidad, teniendo en cuenta los riesgos a los cuales estarás expuesto durante la manipulación de cargas pesadas. Finalmente, ten cuidado al manipular los cabrestantes. Equípate con los equipos de protección individual (EPI) necesarios, como guantes , zapatos de seguridad, etc.
Ficha escrita por:
Francisco, Manitas
Desde pequeño me encanta el mundo del bricolaje y la jardinería. Hasta el punto que me compré una casa en el campo y la remodelé con mis propias manos. Mi mujer se encargó de decorarla a su gusto, y cuando tuvimos un hijo, me dediqué a hacer muebles para él. Mi próximo proyecto es hacerme un taller de bricolaje en casa, aunque por el momento tengo problemas de espacio.¡Espero poder ayudaros a elegir las herramientas que os hagan falta!