Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
El paso previo a la siembra del césped, es la preparación del suelo. Para ello será conveniente eliminar malas hierbas y cualquier tipo de maleza existente en el espacio que vayamos a sembrar.
A continuación, labraremos el suelo para descompactarlo y conseguir un estado apropiado para que las semillas germinen sin dificultad. Finalmente lo aplanaremos y a continuación, sembraremos.
Para realizar todas estas tareas, necesitaremos:
Podemos realizar esta tarea a mano con la ayuda de una azadilla, una gubia o un escardillo o binadora. Elegir una herramienta u otra dependerá del tipo de hierba que necesitemos eliminar.
Las que tienen raíces profundas como por ejemplo el diente de león, se extraen con una gubia, que clavaremos en el suelo para poder arrancar la planta desde la raíz.
El escardillo o binadora es una herramienta con mango que permite arrancar aquellas plantas que tienen raíces más superficiales. La parte plana de la herramienta se pasa por la tierra enterrándola ligeramente y realizando un movimiento de vaivén. Corta la raíz de las plantas y al remover la tierra, las desentierra.
Para retirar las hierbas, podemos utilizar un rastrillo, al que le daremos utilidad más tarde en otras labores.
Elegiremos una u otra herramienta en función de lo compactado que esté nuestro suelo. Ambas herramientas sirven para removerla, romper los terrones de tierra y descompactarla. La horca suele ser más útil en terrenos duros o arcillosos, ya que son más difíciles de arar. Sus púas se clavan más fácilmente en la tierra que el filo de la azada, más apropiada en terrenos blandos o trabajados con anterioridad.
Es conveniente que tanto la una como la otra dispongan de un mango largo que nos permita trabajar sin inclinar excesivamente la espalda y ser más eficientes en el trabajo.
Ambas herramientas nos serán de ayuda en el jardín en el futuro: la parte plana de la azada puede eliminar malas hierbas en los bordes, así como cavar surcos. La horca se puede usar para airear la tierra de cualquier parte del jardín (incluyendo el propio césped), o para trasladar hojas o recortes de césped.
Utilizaremos inicialmente el rastrillo para retirar las malas hierbas con ayuda de sus púas, y en otras partes del jardín puede servirnos para remover ligeramente la capa más superficial de la tierra. Usando su parte plana, es útil para allanar el suelo, dejándolo así listo para recibir las semillas de nuestro césped.
La siembra de semillas de césped debe realizarse del modo más regular posible. Podemos hacerlo con nuestras propias manos pero corremos el riesgo de repartirlas de manera poco uniforme, lo que daría lugar a un crecimiento muy densos o muy pobres según la zona.
Para evitarlo, podemos utilizar una sembradora de césped, un depósito que se acciona con una manivela (en las de pequeño tamaño) o por tracción y que reparte las semillas equitativamente. Realizaremos dos pasadas, una en sentido vertical y otra horizontal por todo el terreno. De este modo nos aseguramos una siembra correcta y proporcionada.
En un futuro, esta misma herramienta puede servirnos para realizar resiembras y para repartir abonos para césped o fitosanitarios sólidos, ya que dispone de un selector para ajustar el grosor del producto que vamos a utilizar.
A continuación, cubriremos ligeramente el césped recién sembrado con sustrato o recebo, que protegerá las semillas. Podemos alisarlo y compactarlo ligeramente con el rastrillo utilizado anteriormente o bien con un rodillo para césped.
El rodillo para césped es un artilugio de forma cilíndrica que se rellena con agua o arena para aumentar su peso y se pasa sobre la tierra recién sembrada para compactar el sustrato o recebo. El peso lo apisonará ligeramente y de este modo, las semillas no se desplazarán ni cambiarán de sitio cuando reguemos por primera vez.
Aunque puede resultar algo pesado si la extensión del césped es considerable, nada impide regarlo con ayuda de una regadera. Las hay de distintos tamaños para que puedas elegir la más práctica para ti: piensa en lo que pesará cuando esté llena.
Una manguera provista de una pistola de riego te será muy útil para regar. Puedes elegir un modelo con mango telescópico o un modelo con enrollador que ocupe muy poco.
Si te decides por instalar un sistema de riego automatizado, debes saber que lo más práctico y habitual el sistema de tubo enterrado. Para instalarlo será necesario cavar zanjas por las que hacer pasar el tubo, y colocar los aspersores de manera que se consiga un riego lo más uniforme posible.
También puedes optar por aspersores oscilantes de superficie, que se acoplan a cualquier tipo de manguera gracias a los conectores universales. Basta con cambiarlo de lugar para regar toda la extensión del césped y puede guardarse al finalizar su trabajo.
Si solo dispones de un grifo en el jardín, te recomendamos utilizar un divisor de manguera o toma de agua regulable. En una de sus salidas puedes conectar un programador de riego y el otro te quedará libre para una manguera o para llenar una regadera. Los hay con más de dos salidas, lo que puede ser útil si dispones de un gran jardín y necesitas instalar más de un sistema de riego para cubrir todas las zonas.
Cortacésped Una vez el césped haya germinado, deberemos segar con regularidad. Los cortacéspedes manuales se empujan sobre el césped y el movimiento acciona el mecanismo interior que levanta la hierba y la siega. La altura de corte es regulable y algunos modelos incluyen una bolsa que recoge los recortes o la ofrecen como opcional.
Su mantenimiento es muy sencillo, el mango suele doblarse para que ocupe poco espacio y las principales marcas ofrecen recambios de las cuchillas. Al no disponer de motor, son más silenciosos y a la vez, respetuosos con el medio ambiente.
Si el espacio destinado al césped es muy pequeño o el cortacésped no llega a todos los rincones, podemos utilizar unas tijeras para segarlo o recortarlo. Diseñadas para facilitarnos el trabajo y evitar posturas incómodas, algunos modelos tienen un mango rotatorio que nos permite trabajar de manera ergonómica. Aunque requieren algo de práctica, es fácil conseguir una altura de corte uniforme gracias a sus distintas posiciones.
El escarificador es una herramienta que nos permite eliminar el césped seco o muerto que acaba formando una capa de material orgánico llamada fieltro. Si esta capa se vuelve muy gruesa, impide una correcta filtración del agua de riego, de los nutrientes y dificulta el crecimiento del césped sano. Esta herramienta dispone de unas púas o garras que arañan esta capa de hierba muerta, y la arrancan para mejorar la oxigenación del suelo.
En jardines de pequeño tamaño, podemos utilizar un escarificador con mango, de apariencia similar a la de un rastrillo pero con garras en vez de púas. Se utiliza clavándolo en el suelo y acercándolo al usuario para levantar el fieltro. Otros modelos disponen de ruedas en los extremos, y se utilizan empujándolos sobre la tierra.
Para jardines más grandes o con mayor extensión de césped, se utilizan escarificadores de apariencia similar a un cortacésped aunque en este caso, las cuchillas tienen forma de garra. Se trabaja empujándolos sobre el césped y pueden incluir dos juegos de púas para trabajar superficialmente o en profundidad.
Una vez retirado el fieltro, debe retirarse totalmente de la superficie del césped. A continuación, es recomendable aplicar abono o recebo para aportar nutrientes y ayudar así a que el césped sano vuelva a brotar con fuerza.
Para evitar la compactación del suelo que podría provocar un crecimiento irregular del césped, es conveniente airearlo de vez en cuando. Para ello podemos utilizar un aireador de césped que formará pequeñas cavidades en la superficie que mejorarán la oxigenación y el drenaje del agua de riego. Su aspecto es muy similar al del rodillo para césped, solo que en este caso viene provisto de púas para realizar esta tarea.
También podemos utilizar los llamados zapatos aireadores, unas plataformas con púas que se ajustan a cualquier tipo de calzado. Se suele aprovechar el momento de la siega para calzarlos, y así ir formando agujeros al caminar mientras se realizan las distintas pasadas con el cortacésped.
Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Autora de PicaronaBlog. Hortelana autodidacta, imparto talleres de huerto urbano, colaboro en medios especializados y en 2014 publiqué mi primer manual de iniciación: Hortelanos de ciudad.