Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Tomates, pimientos, berenjenas, pepinos, judías… todos estos cultivos que nos han acompañado durante el verano llegan a su fin. La mayoría de las plantas están agotadas y esto se refleja en su aspecto: las tomateras están altas y cada vez producen menos flores. Los tomates tardan en madurar, y sus hojas no presentan muy buen aspecto.
En zonas cálidas, con otoños normalmente calurosos, podemos alargar la temporada un poco más. Pero en las más frescas, las bajas temperaturas habrán precipitado el final de los cultivos.
En ambos casos, debemos ir retirando las plantas, arrancándolas totalmente. Podemos compostarlas si están sanas: sin restos de hongos o de plagas que podrían comprometer el resultado del compostaje.
Aprovecharemos la ausencia de plantas para arar la tierra y añadir abono. Si la capa superior de la misma ha pasado el verano a pleno sol, estará compactada, y de un color mucho más claro que la observaremos al labrar.
Es un buen momento para valorar la necesidad de utilizar un acolchado el año próximo: mantendrá mejor la humedad en los cultivos y protegerá la tierra de los rayos del sol.
Si estábamos utilizando algún tipo de acolchado, podemos incorporarlo a la tierra, mezclándolo al labrar. Se descompondrá rápidamente, aportando nutrientes al mismo. Y si nuestro suelo es arcilloso, añadirá materia orgánica que lo dejará más suelto y permeable.
Una de las mayores preocupaciones de los hortelanos ecológicos es la de mantener la fertilidad de la tierra. Y una de las soluciones para conseguirlo está en la rotación de cultivos.
Una de las premisas de esta alternancia consiste en cultivar distintas especies hortícolas en cada uno de los espacios que destinamos al huerto. De este modo, después de cultivos exigentes en nutrientes, plantaremos otros que no lo son tanto para que la tierra pueda regenerarse. En la práctica, también nos permite ponérselo algo más difícil a determinadas plagas, que no encontrarán su planta huésped en el mismo lugar.
Así, donde en verano hemos cultivado solanáceas (tomates, pimientos y berenjenas), podemos plantar umbelíferas (apios y zanahorias) o bien liliáceas (ajos, cebollas y puerros);
donde estaban las cucurbitáceas (como calabazas, calabacines y pepinos) podemos sembrar leguminosas (guisantes y habas) o bien crucíferas (coles, coliflores y rábanos);
las lechugas y escarolas se darán bien donde anteriormente habíamos cultivado zanahorias o cebollas. También podemos cultivar en el mismo espacio acelgas, espinaca y remolachas.
Si estamos cultivando en macetas, jardineras o mesas de cultivo, puede resultar algo complicado llevar a cabo una rotación de cultivos correcta. El espacio suele ser limitado y la profundidad de los distintos contenedores, también.
Siempre que nos sea posible, es buena idea enumerar los contenedores y llevar un pequeño registro. Podemos utilizar marcadores para plantas, señalar las macetas en la base con un rotulador permanente o llevar un diario del huerto.
Sería conveniente no utilizar las macetas destinadas a las tomateras al cultivo de coles, por ejemplo. Ambas son hortalizas muy exigentes en nutrientes, y la tierra de las tomateras estará totalmente agotada. Pero si no hay más remedio, una aportación generosa de estiércol o humus de lombriz devolverán a la tierra los nutrientes perdidos.
En otoño podemos realizar siembras y trasplantes de una gran variedad de hortalizas. En este cuadro te indicamos el tipo de siembra a realizar y cuánto tiempo tendrá que pasar hasta que puedas realizar la cosecha.
Si en lugar de preparar semilleros prefieres comprar las plantas ya germinadas, calcula que la cosecha llegará un mes antes del que indica el cuadro.
Hortaliza | Tipo de siembra | Tiempo para la cosecha |
Acelga | Directa o semillero | 3 – 4 meses |
Alcachofa | Trasplante de estacas | 6 meses |
Ajo | Directa | 4 – 6 meses |
Apio | Semillero | 6 – 8 meses |
Borraja | Directa o semillero | 2 – 4 meses |
Canónigos | Directa | 2 – 3 meses |
Cebollas | Semillero | 5 – 6 meses |
Chirivía | Directa | 3 – 4 meses |
Col | Semillero | 5 – 6 meses |
Coliflor | Semillero | 5 – 6 meses |
Escarola | Semillero | 2 – 4 meses |
Espinaca | Directa o semillero | 2 – 3 meses |
Guisantes | Directa | 4 – 5 meses |
Habas | Directa | 4 – 5 meses |
Lechuga | Semillero | 2 – 4 meses |
Perejil | Directa o semillero | 3 – 4 meses |
Puerro | Directa o semillero | 5 – 6 meses |
Rábanos y rabanito | Directa | 2 – 4 meses |
Remolacha | Directa o semillero | 3 – 4 meses |
Rúcula | Directa | 2 – 4 meses |
Zanahoria | Directa | 3 – 4 meses |
El otoño es una época ideal para empezar un huerto. Las hortalizas que podemos cultivar en estos momentos son mucho menos exigentes en riego y tienen menos plagas que las de verano. Su crecimiento es bastante más lento también, lo que nos permitirá acostumbrarnos poco a poco a las tareas que conlleva el cultivo de hortalizas.
Si tras la vuelta de vacaciones has decidido dar el paso y empezar por fin tu huerto, deberás:
Eliminar malas hierbas, retirar piedras y arar la tierra para dejarla suelta.
Añadir estiércol, compost u otro tipo de abono orgánico para que las hortalizas encuentren los nutrientes que necesitan.
Decidir qué hortalizas vas a cultivar de entre todas las posibles. Dibuja un pequeño esquema del espacio disponible y distribúyelas en función de sus necesidades de luz y de espacio. Algunas necesitan estar a pleno sol para producir mientras que otras se adaptan bien a ubicaciones en semisombra.
Regar las plantas dejando que la tierra casi se seque entre riegos. En otoño, la periodicidad suele verse afectada por la climatología, pero por norma, necesitan mucho menos riego que en verano.
Revisar las plantas con regularidad, observando el haz y el envés de las hojas. Busca insectos, larvas o puestas de huevos para eliminarlas antes de que sea demasiado tarde.
Valora la posibilidad de heladas en tu zona, y consigue una manta térmica para tenerla preparada si bajan las temperaturas. Protegerán a tus plantas del frío.
Los túneles de cultivo también resultan muy útiles, especialmente en zonas con mucho viento. Asegúrate de que los has anclado firmemente para que sean más resistentes.
Un buen consejo para hortelanos noveles y experimentados es tener a mano un fitosanitario para eliminar orugas de las crucíferas. Las plantas de esta familia (coles, coliflores, repollos, grelos y brócolis) sufren de una plaga que en otoño, campa a sus anchas: la oruga de la col.
Podemos detectar su presencia en nuestras plantas mediante una revisión ocular del envés de las hojas. En ellas puede haber puestas de huevos o las orugas que aparecen de los mismos al eclosionar.
Los huevos son muy numerosos y están siempre agrupados. Son de color amarillo y fáciles de ver a simple vista. Puedes retirarlos manualmente de las hojas, utilizando tus dedos o el filo de alguna herramienta de jardín.
Si han llegado a eclosionar, encontrarás una multitud de pequeñas orugas alimentándose de las hojas de tus plantas. Son realmente voraces y por ello la prevención es tan importante.
Elimínalas manualmente o utilizando un producto anti-orugas.
Es importante repetir la aplicación del producto según las indicaciones del fabricante, ya que sus madres (que ya son mariposas), pueden llegar a nuestro huerto desde otro lugar para depositar sus huevos.
Con la bajada de las temperaturas, el ciclo de la mariposa de la col se acaba. En ese momento, las orugas se convierten en crisálidas para pasar el invierno. Su transformación finaliza en primavera, momento en el que emergen como mariposas para reiniciar su ciclo vital.
Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Autora de PicaronaBlog. Hortelana autodidacta, imparto talleres de huerto urbano, colaboro en medios especializados y en 2014 publiqué mi primer manual de iniciación: Hortelanos de ciudad.