Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Las hierbas adventicias (o malas hierbas), compiten por los nutrientes del suelo que hay alrededor de nuestros árboles. Es conveniente mantenerlas a raya de manera manual, utilizando una azadilla o un quemador para eliminarlas.
En zonas especialmente lluviosas, las adventicias pueden provocar un exceso de humedad en la base de los árboles que puede ocasionar problemas de hongos, especialmente en los ejemplares más jóvenes.
En zonas especialmente frías, puedes utilizar un acolchado para proteger las raíces de los árboles. Coloca hojas secas o corteza de pino alrededor del tronco y bajo la copa del árbol. Deja un espacio libre de entre 10 y 20 cm alrededor del tronco para evitar que esté en contacto con la corteza.
En zonas con inviernos suaves, puedes proteger tus árboles de posibles heladas utilizando manta térmica o manto de protección. Esta “manta” es una especie de gasa blanca fabricada en polipropileno que se coloca por encima de las ramas y aumenta la temperatura exterior. Deja pasar el aire, la luz, y el agua y se fabrica en forma de bolsa de mayor o menor diámetro para poder adaptarlas a la copa de los árboles.
El invierno es la época en la que se podan más variedades de árboles distintos: rosales y trepadoras, arbustos y frutales de hojas caduca se encuentran en parada vegetativa y sin hojas. La poda en este momento los debilita mucho menos y además, es más fácil detectar qué ramas conviene cortar.
La poda obliga al árbol a renovar su parte aérea. Es importante realizar esta tarea cuando las temperaturas sean bajas ya que de otro modo, pueden empezar a formar nuevas ramas que se debilitarán con la bajada de temperaturas. Es recomendable valorar la climatología propia de cada zona para realizar esta tarea a mediados de invierno, antes de que las temperaturas empiecen a subir.
Es importante desinfectar las herramientas de poda entre cortes para evitar la propagación de enfermedades entre distintos ejemplares.
En esta tabla encontrarás la época de poda recomendada para las variedades de los frutales más comunes:
Árbol | Invierno | Primavera | Verano | Otoño |
Aguacate | X | |||
Albaricoquero | X | X | ||
Alcaparro | X | |||
Algarrobo | X | |||
Almendro | X | X | ||
Arándano | X | X | ||
Avellano | X | |||
Encina | X | |||
Cerezo | X | X | ||
Ciruelo | X | X | ||
Frambueso | X | |||
Granado | ||||
Grosellero | X | |||
Higuera | X | |||
Kiwi | X | X | ||
Limonero | X | |||
Mandarino | X | |||
Manzano | X | |||
Melocotonero | X | X | ||
Membrillero | X | |||
Naranjo | X | |||
Nectarina | X | X | ||
Níspero | X | |||
Nogal | X | |||
Olivo | X | |||
Peral | X | |||
Pistachero | X | |||
Pomelero | X | |||
Vid | X |
A finales de invierno, los árboles reinician su actividad radicular. Las raíces siguen absorbiendo agua y nutrientes, pero ahora empezarán a trasladarlos a las ramas, donde en primavera aparecerán las yemas y de ellas, las nuevas hojas.
Por ello, es el momento más apropiado para iniciar la aportación de abono para todos los árboles y arbustos del huerto o el jardín.
Podemos utilizar un abono de origen orgánico como el estiércol o uno químico en bolitas o barritas que se clavan en el suelo. Es importante no dispersar el abono justo al lado del tronco del árbol. Observad el tamaño de su copa y distribuidlo de manera que quede debajo de ella. Es recomendable mezclarlo ligeramente con la capa superior de la tierra, que podemos descompactar con una azadilla de mano y mucho cuidado para no dañar las raíces más superficiales.
Respecto a la dosificación o cantidad de abono a utilizar, es importante tener en cuenta el vigor que ha mostrado cada árbol durante la temporada anterior. Si el árbol ha crecido bien (y/o ha dado una buena cosecha en el caso de los frutales), la cantidad de abono a utilizar debe ser menor a la recomendada que en aquellos que han crecido poco, y por tanto, necesitan la dosis completa. Su crecimiento está directamente relacionado con los nutrientes presentes en la tierra, por lo que tanto el tamaño del árbol como su desarrollo son determinantes al calcular la cantidad de abono a utilizar.
Ante posibles dudas acerca de la dosificación de cada abono, es recomendable consultar las indicaciones de los envases de los abonos. En ellos, cada fabricante recomienda una dosis y periodicidad aconsejada para cada tipo de planta o árbol. Es conveniente seguir estas instrucciones al pie de la letra, ya que aplicar una cantidad superior de abono puede provocar un crecimiento irregular o bloquear la absorción de otros nutrientes que el árbol también necesita.
Los abonos más utilizados en este momento del año son los llamados equilibrados o balanceados, con la misma proporción de N-P-K (lo habitual es un 15-15-15).
Aunque se comercializan abonos específicos para determinados tipos de frutales debemos tener en cuenta que están especialmente formulados para floración y fructificación. Esto puede no ser lo más apropiado en este momento del año, cuando lo que necesita el árbol es iniciar de nuevo su proceso vegetativo y para ello necesita de un buen aporte de nitrógeno. Los abonos para floración y fructificación pueden empezar a utilizarse en primavera, en función de cada variedad y de la época en que emiten sus flores.
Los cítricos son la excepción durante el invierno, ya que es en este momento del año cuando están en plena producción. Si tu árbol aún no ha iniciado su floración, aún estás a tiempo de utilizar un abono específico que le aportará todos los nutrientes que necesitará.
Aunque en invierno no hay actividad aparente en muchas variedades de árboles, muchas plagas y hongos se mantienen escondidos en los troncos esperando la llegada de la primavera para eclosionar.
Por ello, es un buen momento para aplicar tratamiento preventivos y/o curativos en nuestros árboles: la falta de hojas en las variedades caducas nos permitirán aplicar estos productos llegando a todas las grietas y recovecos de ramas y corteza.
Estos tratamientos para frutales se repiten 3 veces durante el invierno:
A principios del invierno, justo después de la caída de las hojas.
A los 30 días de la primera aplicación.
A finales de invierno, antes de que las yemas se abran.
Ten en cuenta la climatología propia de tu zona para programar los tratamientos en función de la duración del invierno (o si el final del otoño ya es muy frío donde vives).
Los productos fitosanitarios que se suelen utilizar en estos tratamientos son:
Un fungicida con cobre para evitar la aparición de hongos
Un aceite de parafina, también llamado aceite de invierno: creará una película aceitosa sobre huevos o larvas, que eliminará por asfixia o por contacto. Puede sustituirse por jabón potásico que también mejora la adherencia de la mezcla al árbol.
Un insecticida o acaricida que pueda controlar las plagas más habituales (o las que hemos sufrido la temporada anterior): pulgón, cochinilla, araña roja o blanca, etc.
Estos tres productos pueden mezclarse para utilizarlos a la vez a no ser que las indicaciones del producto elegido indique lo contrario. La dosis a utilizar de cada uno de ellos viene especificada en las instrucciones.
Haz caso de la previsión meteorológica para realizar la aplicación en un día soleado y sin riesgo de lluvias en las siguientes 24 horas.
Utiliza un pulverizador (a ser posible de mochila y con lanza) que te permita aplicar una lluvia fina sobre los árboles. Llénalo de agua hasta un tercio de su capacidad, introduce la dosis necesaria de cada uno de los productos y remueve bien para que se disuelvan. También puedes realizar la mezcla en un cubo o un balde y colarlo bien antes de introducirlo en el pulverizador: te asegurarás de que no queden grumos que podrían obturarlo. Acaba de llenarlo.
Toma las precauciones de seguridad necesarias: mascarilla, gafas protectoras, y ropa de trabajo. Incluso los productos aprobados en agricultura ecológica pueden ocasionar intoxicaciones por inhalación o contacto.
Aplica la mezcla sobre los árboles, pulverizando bien todas las ramas y el tronco, evitando que gotee. El cobre es un fungicida que si entra en contacto con el suelo puede eliminar hongos beneficiosos que nos interesa mantener con vida.
Planifica y anota la fecha de cada una de las aplicaciones en un calendario o en tu agenda, para poder programar la siguiente. Es probable que en función de tus árboles tengas que realizar la segunda aplicación en fechas distintas: los frutales de hueso florecen antes que los de pepita, y es conveniente que la última aplicación sea antes de que las yemas se abran.
Limpia bien tu pulverizador después de la aplicación de cualquier producto para que te dure mucho más tiempo.
Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Autora de PicaronaBlog. Hortelana autodidacta, imparto talleres de huerto urbano, colaboro en medios especializados y en 2014 publiqué mi primer manual de iniciación: Hortelanos de ciudad.