Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Las tareas básicas del cuidado de las plantas tienen relación con la tierra, el riego, la poda, la aplicación de fitosanitarios y la protección personal. Y la elección de una herramienta u otra dentro de cada uno de estos grupos, debería tomarse en función de algunas variables:
Tamaño de la herramienta: debe ser adecuado y proporcional al uso que le vayamos a dar;
calidad de la herramienta: dentro de la multitud de opciones y precios, es recomendable elegir herramientas de calidad si nuestra afición a la jardinería está consolidada. Las herramientas no solo nos durarán más, sino que tendremos la opción de conseguir repuestos de mangos, cuchillas, baterías, etc., lo que supone un importante ahorro económico;
comodidad personal: no es difícil encontrar herramientas para zurdos, ergonómicas o de poco peso para personas con problemas de movilidad. Si vamos a trabajar en extensiones grandes, las herramientas motorizadas suponen un ahorro de trabajo físico que compensa sobradamente la inversión.
Independientemente de si cultivas un gran jardín o unas pocas plantas en macetas, una pala y una azada de mano resultan imprescindibles. Sirven para arar y remover la tierra, rellenar macetas, hacer agujeros, arrancar malas hierbas y aplanar la tierra. Son tan básicas que incluso se comercializan en kits.
Las mismas herramientas se comercializan en tamaño grande, y resultan imprescindibles para un jardín o un huerto.
Palas: las hay con punta redondeada o plana. Las planas son muy prácticas para delimitar espacios, hacer hoyos para árboles y trasplantar. Las de punta redondeada se clavan muy bien en la tierra y nos permiten transportarla o moverla de lugar.
Normalmente se fabrican en acero de gran resistencia aunque también las hay de aluminio, mucho más ligeras.
Azadas: la forma de la herramienta se elige en función del tipo de suelo a trabajar y de la tarea a realizar. Para formar surcos, se recomienda una apropiada a la anchura del surco que vamos a crear. Para eliminar malas hierbas, suele optarse por una azada plana y de hoja estrecha o de estribo, ya que tiene filo en ambos lados.
No olvides que la longitud de los mangos deben elegirse en función de la estatura del jardinero para evitar dolores o lesiones.
Herramientas motorizadas para trabajar la tierra: en jardines y huertos de grandes dimensiones, un motocultor o una motozada te permitirá labrar y airear la tierra con mayor comodidad y rapidez.
Regaderas: Incluso algo tan básico como una regadera se comercializa en distintos tamaños y formas para adaptarse a todo tipo de espacio y número de plantas.
Las más habituales son las de plástico en capacidades que van desde 1 litro a 12 litros, según el fabricante. Aunque las de mayor tamaño nos evitarán viajes al grifo, debemos tener en cuenta que su peso puede resultarnos más difícil de transportar y/o manipular.
La mayoría disponen de una roseta o alcachofa agujereada que se puede poner y quitar en función de su uso o simplemente para filtrar posibles partículas en suspensión. Las específicas para regar bonsáis se utilizan con las perforaciones mirando hacia el cielo. De este modo, el riego es mucho más suave y similar al de las gotas de la lluvia.
Para plantas de interior, resultan muy prácticas las regaderas con un cuello largo, que permite regar plantas colocadas en altura sin moverlas de estanterías o macetas colgantes.Mangueras: Están disponibles en distintas longitudes para poder llegar al rincón más alejado del huerto o el jardín. Se fabrican en materiales resistentes a los rayos UV, aunque no está de más proteger las mangueras durante el invierno o si el grifo está a pleno sol todo el año.
Las mangueras extensibles se alargan solas al llenarse de agua y resultan muy ligeras para personas mayores o con problemas de movilidad. Los distintos tipos de lanza y aspersores nos permitirán controlar el flujo de agua o alcanzar rincones de difícil acceso sin necesidad de aumentar la presión del agua.
Las tijeras de poda o de jardinería son la mejor opción para cortar o podar todo tipo de plantas. Se recomienda no utilizar las de cocina para estos menesteres ya que podrían resbalar sobre los tallos y ocasionar desgarros o cortes incompletos. Es algo que conviene evitar a toda costa al cortar o podar nuestras plantas para evitar posibles problemas.
Tijeras: las llamadas recolectoras o de vendimia tienen hojas finas y puntiagudas que resultan muy útiles para cortar hojas secas o ramas no leñosas o de poco grosor como las de las plantas de interior. Las tijeras de poda clásicas son un básico en cualquier jardín: se accionan con una sola mano y gracias al muelle incorporado vuelven a abrirse para continuar con el siguiente corte.
Tijeras de pértiga, extensibles o de dos manos: Sirven para realizar cortes en ramas y troncos de mayor grosor o para alcanzar las ramas más elevadas de árboles o arbustos. Hay modelos de cortarramas que pueden accionarse con una sola mano gracias a su mecanismo, lo que permite utilizar la otra para sujetar la pértiga.
Los pulverizadores resultan imprescindibles para aplicar productos preventivos, purines, insecticidas y fungicidas, así como abonos foliares sobre las plantas. También nos permiten pulverizar agua sobre las hojas de aquellas variedades que precisan de una elevada humedad ambiental como es el caso de algunas plantas de interior.
Si dispones de pocas plantas, un pulverizador pequeño bastará para pulverizar cualquier producto sobre ellas. Los hay de medio litro y de un litro de capacidad que se accionan manualmente. Pero si necesitas aplicar algún tipo de fitosanitario sobre las plantas, tienen el inconveniente de que pierden capacidad pulverizadora al inclinarlos para llegar al envés de las hojas.
Disponibles en distintas capacidades, son los más prácticos si tienes muchas plantas que tratar. No solo porque no deberás accionar el gatillo una y otra vez para pulverizar una pequeña cantidad del producto, sino porque los de lanza te evitarán mojarte las manos.
Podrás modificar la dirección del chorro, orientarlo boca abajo sin perder presión, alcanzar el interior de las plantas o las copas de los árboles sin tener que tocarlas y especialmente, mantenerte físicamente alejado de determinados productos químicos.Los pulverizadores de mochila son los más prácticos para jardines o huertos de gran tamaño en los que es necesario preparar muchos litros de líquido o pulverizar un buen número de plantas.
Los guantes de jardinería resultan imprescindibles para realizar un buen número de tareas. Los más habituales son ligeros y tienen la palma y los dedos cubiertos de látex o nitrilo más o menos rugoso para impermeabilizarlos. Son muy flexibles y nos permitirán remover tierra, realizar trasplantes y mantener nuestras manos limpias y a salvo de pequeñas heridas o picaduras.
Este mismo modelo se fabrica en un formato más grueso, tanto del tejido como de la capa de látex. Es ideal para realizar trabajos de poda o manipular plantas con espinas, como por ejemplo los rosales. También se utilizan para trabajar con herramientas como la pala o la azada, ya que el grosor y la rugosidad de la capa de látex aumenta la capacidad de agarre de los mangos.
Para realizar esta tarea también se utilizan guantes de cuero, con refuerzo en las palmas para proteger aquellas partes de la mano que sufren más.
Existen otros artículos de protección como por ejemplo las gafas de seguridad (imprescindibles al aplicar determinados fitosanitarios que pueden ocasionar irritaciones) y las mascarillas. Revisa siempre las indicaciones de seguridad recomendadas en las instrucciones del producto que vas a utilizar. Tu salud está en juego.
Ficha escrita por:
Ester, hortelana autodidacta
Autora de PicaronaBlog. Hortelana autodidacta, imparto talleres de huerto urbano, colaboro en medios especializados y en 2014 publiqué mi primer manual de iniciación: Hortelanos de ciudad.