Desinfectantes clorados para piscinas: Información para ayudarte a elegir
La desinfección del agua es un paso muy importante en el mantenimiento de una piscina. Si se omite, el agua se acabará enturbiando. Esto empeora la limpieza de la piscina y, por lo tanto, no es recomendable bañarse. Entre los productos utilizados en el tratamiento del agua se encuentra el desinfectante clorado.
Las 3 soluciones para la desinfección del agua de la piscina son:
- Cloro para piscinas;
- solución libre de cloro con oxígeno activo;
- bromo.
Las soluciones desinfectantes cloradas para piscinas eliminan eficazmente las bacterias. También evitan la proliferación de algas en la piscina y en los demás utensilios. El cloro es un producto químico que debe manejarse con cuidado. Es mejor guardarlo en un lugar fresco y seco.
Es bueno saber que:
- Los productos de cloro diseñados para la limpieza de piscinas son eficaces y económicos;
- son fáciles de usar y aseguran un agua cristalina;
- algunas personas pueden sufrir irritación de los ojos y la piel al entrar en contacto con el cloro. Para un manejo seguro, es aconsejable evitar una dosificación excesiva.
Debido a la acción del sol y de los gérmenes que se encuentran en el aire, el agua de la piscina se va deteriorando. Se utilizan desinfectantes clorados para eliminar las impurezas y asegurar la higiene de las piscinas. Estos productos vienen en forma de pastillas, líquidos o piedrecitas.
El propósito de la cloración es:
- Acabar con microorganismos, como hongos, bacterias y virus;
- eliminar la materia orgánica por oxidación.
Además de la desinfección del agua, el control del nivel de cloro también es importante. En cantidades demasiado grandes, este producto acelera la degradación de los diferentes componentes de la piscina y puede ser perjudicial para los bañistas. El nivel de cloro ideal se encuentra entre 1 y 2 mg/l.
El tratamiento de una piscina con cloro es insuficiente para garantizar un agua pura, cristalina y sana. Hay otros factores que tienen un impacto directo en la calidad del agua:
- El equilibrio del agua;
- el nivel de cloro;
- los alguicidas;
- la floculación.
El nivel ideal de pH del agua de una piscina debería estar entre 7,2 y 7,4. Además de condicionar la eficacia de los productos de tratamiento con cloro, influye en el confort de los bañistas. El agua excesivamente dura provoca la presencia de cal en las instalaciones, tuberías, revestimientos y equipos. Para evitar estos inconvenientes, la dureza del agua o TH debe estar entre 10 y 20 °F.