Ficha escrita por:
Alberto, investigador y manitas, Barcelona
Las calderas de gas producen energía por combustión y expulsan, entre otros residuos, CO2 a la atmósfera. Estas emisiones forman parte de los gases de efecto invernadero (GEI). Los modelos de condensación y de baja temperatura generan menos emisiones que las calderas de gas convencionales.
Esta reducción de las emisiones de gases se consigue gracias al mayor rendimiento energético de ambos tipos de calderas de gas. Con un rendimiento superior al de las calderas tradicionales, hasta un 35% en los modelos de condensación y un 20% en los de baja temperatura, estas calderas disminuyen las emisiones a niveles proporcionales.
Una caldera de gas de alto rendimiento es, o bien de condensación, o bien de baja temperatura. Las calderas de condensación usan también los gases de combustión para calentar el agua condensándolos contra las paredes de los tubos de retorno. Funcionan a temperaturas en torno a los 90°C.
Las calderas de baja temperatura calientan el agua a unos 40°C. Este tipo de caldera de gas está diseñada para acoplarse a un circuito de radiadores de agua caliente o a una calefacción por suelo radiante, ambos a baja temperatura.
Ya sea de condensación o de baja temperatura, estas son las principales características que hay que tener en cuenta a la hora de elegir una caldera de gas:
Rendimiento: indica qué porcentaje de energía produce en relación a la que consume para producirla.
El coeficiente de eficiencia energética estacional (SEER ): se trata del rendimiento estacional de acuerdo a lo que establece la Directiva europea de diseño ecológico (Erp).
Potencia térmica nominal: se mide en kW e indica la cantidad de calor que la caldera transfiere al fluido caloportador.
El sistema de regulación: hay varias clases de dispositivos de control para regular la temperatura del agua a la salida de la caldera.
Instalación: tiene en cuenta la configuración de los locales y los diferentes circuitos y modos de calentamiento del agua.
Se mide en porcentaje, indica la correlación entre la energía que consume y la energía que produce. Por ejemplo, si una caldera tiene un rendimiento del 80%, esto quiere decir que por 1 kWh que consume, genera una energía de 0,8 kWh.
El rendimiento de las calderas convencionales se sitúa entre el 70% y el 90%. El rendimiento de las de baja temperatura va del 85 al 105%. En lo que respecta a las calderas de gas de condensación, su rendimiento se sitúa entre el 100 y el 115%.
El ratio de eficiencia energética estacional (SEER) mide el rendimiento de los equipos de calefacción y refrigeración durante todo un año. Sin entrar en detalles, se trata de un cálculo complejo que determina la eficiencia energética global, que se indica en porcentaje.
Una caldera de gas se considera eficaz cuando su eficiencia energética estacional (SEER) es igual o superior al 90%.
La potencia térmica nominal indica la cantidad de calor transferida al fluido caloportador por unidad de tiempo. Lo calcula el fabricante de acuerdo a las condiciones de prueba establecidas por las normativa vigente.
De la misma manera, su potencia térmica nominal, que se indica en kW, debe ser inferior o igual a 70 kW.
Con los dispositivos de regulación puedes gestionar eficazmente la temperatura de tu vivienda. Para ello, tienen un sistema de parada y arranque automático, un termostato y una programación.
Para un funcionamiento óptimo, una caldera de gas debe tener un sistema de control de clase IV a VIII. El tipo de regulación se menciona en la ficha de producto de cada caldera.
La elección de la caldera de gas está estrechamente relacionada con las dimensiones que se deben prever y el tipo de instalación que se va a realizar. Según la instalación, se deben elegir entre calderas murales y calderas de pie.
Las calderas murales son compactas y pueden instalarse en la pared, de ahí su nombre. Las calderas de pie son más voluminosas y están diseñadas para calentar superficies más grandes.
En todos los casos, es imprescindible recurrir a un técnico habilitado (empresa instaladora de calderas de gas autorizada). Este profesional puede proponerte e instalar una caldera de gas de alto rendimiento cuyas dimensiones correspondan a las características particulares de tu vivienda.
La potencia de la caldera de gas, expresada en vatios (W) o kilovatios (kW), se elige según el volumen del ambiente a calentar. Para determinar la potencia con precisión, hay que tener en cuenta los siguientes valores antes de aplicar la fórmula correspondiente:
E = tamaño de la vivienda o espacio que se debe calentar, expresado en metros cuadrados, para una altura estándar bajo techo de 2,5 metros.
O = orientación de la vivienda, (Norte = 1,12), (Sur = 0,92), (Este = 1), (Oeste = 1).
A = calidad del aislamiento de la vivienda. El coeficiente de consumo de energía es de 1,6 para una vivienda bien aislada y 2 para una con aislamiento básico o normal.
Z = zona climática. Estos son los valores de referencia por zona. Zona A = costa andaluza (VALOR = 0,88); Zona B = interior de Andalucía y costa mediterránea (VALOR = 0,95); Zona C = Lleida, Barcelona, Extremadura y costa atlántica y cantábrica (VALOR = 1,04); Zona D = resto de provincias de interior excepto zona E (VALOR = 1,12); Zona E = León, Burgos, Soria y Ávila (VALOR = 1,19).
P = pérdidas de calor, las pérdidas de calor, que se compensan con un coeficiente de corrección de 160.
La fórmula de cálculo es la siguiente:
[Tamaño de la vivienda x orientación x aislamiento x zona climática x coeficiente de corrección = W]
Tomemos como ejemplo las siguientes necesidades de la vivienda: Volumen a calentar de 100 m3 situado en Valencia, orientación sur (0,92) y Valor de zona climática 0,95; corregir el aislamiento existente con un coeficiente de consumo energético de 1,6; valor de corrección 160. El cálculo es el siguiente:
[100 x 0,92 x 0,95 x 1,6 x 160 = 22374 W es decir, 22 kilovatios (kW). La caldera de gas debe en este caso tener una potencia calorífica de 22 kW.
Una caldera de servicio único produce calor sólo para el sistema de calefacción. En cambio, una caldera mixta, o de doble servicio no sólo produce agua caliente para la calefacción, sino que también proporciona agua caliente sanitaria (ACS). Existen tres tipos de aparatos en función del modo de producción de agua caliente:
Este sistema incluye un depósito de agua caliente conectado a la caldera. Su volumen debe determinarse en función del número de ocupantes. El cálculo se realiza multiplicando la cantidad de ocupantes de la vivienda por 50 litros.
La caldera produce agua caliente al instante. Este método de producción se adapta perfectamente a las viviendas pequeñas con poca necesidad de agua caliente.
Ten en cuenta que este sistema no es compatible con una válvula mezcladora termostática.
A medio camino entre la producción instantánea y la de acumulación, la caldera de microacumulación tiene un depósito de algunos pocos litros (de 3 a 5). Este suministro de agua caliente disponible en forma permanente facilita su uso para necesidades más importantes, como ducharse.
A la hora de elegir e instalar, surge la cuestión de las certificaciones y las etiquetas. Se trata de valiosos indicadores de la conformidad y el rendimiento de la caldera de gas. Aquí están los principales:
El certificado de instalación de gas responde a las exigencias de conformidad impuestas por la reglamentacion térmica (RITE);
el marcado CE garantiza la conformidad del aparato con las normas vigentes en la Comunidad Europea;
la etiqueta ecológica europea certifica que la caldera cumple los requisitos medioambientales europeos;
la etiqueta energética va de A a G, siendo las calderas de categoria A las de menor consumo de gas y las de categoria G, las que más gas consumen. Es necesario para obtener eventuales ayudas estatales.
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Ficha escrita por:
Alberto, investigador y manitas, Barcelona
Tengo una formación de químico y me gusta mucho el bricolaje, actividad en la cual soy autodidacta. Soy un joven papá de 36 años y el bricolaje es para mí como el respirar; hablando en claro, hago un poco de todo. Entre mis trabajos, cabe destacar la instalación de 5 cocinas. Además de eso he renovado completamente un apartamento y he realizado un añadido a una vivienda. Con el fin de ahorrar costes, mi mujer y yo elegimos un acabado cubierto con estructura de madera para el añadido a la vivienda. Desde hace tres años, he llevado a cabo yo solo todos los trabajos de construcción, como el aislamiento, escayola, electricidad, lucidos, pintura, parquet, revestimientos, sanitarios, azulejos... En definitiva, 60 m2 enteramente realizados con mis propias manos. Menos mal que tuve a mi decoradora personal siempre a mano, porque como suele decirse, sobre gustos y colores no hay nada escrito. Y en estas cuestiones, las señoras suelen tener siempre la última palabra. Mi divisa es utilizar siempre buenas herramientas, excelentes productos y un 50% del trabajo terminado. El resto es solo cuestión de paciencia y de precisión. ¡Estoy a vuestra disposición para daros todos los consejos que necesitéis!