En 1886, Robert Bosch, un ingeniero alemán de 25 años, fundó una empresa de ingeniería eléctrica en Stuttgart. Acababa de regresar de un largo viaje profesional a Estados Unidos, donde había trabajado para Thomas Edison, uno de los más grandes ingenieros de la historia. Al año siguiente, Bosch perfeccionó el imán de encendido y fue el primero en adaptarlo al motor de un automóvil. Esta innovación le permitió desarrollar su negocio a un ritmo sostenido. En los años 20, transformó su empresa de proveedor de automóviles en fabricante de electrónica. La empresa se diferenció de otras marcas de herramientas eléctricas de bricolaje centrándose en el largo plazo y en la gama alta, desde su famoso taladro ecológico hasta productos complejos como las fresadoras y las herramientas de jardinería (cortasetos, motosierras, etc.). Fue una historia de éxito. Hoy en día, Bosch emplea a 280.000 personas en todo el mundo y factura 46.000 millones de euros. Bosch dedica hasta el 10% de su volumen de negocios a I+D, un esfuerzo poco habitual en la industria. El 92% del capital de Robert Bosch GmbH está en manos de una fundación benéfica, Robert Bosch Stiftung GmbH. Todos los beneficios de la empresa se donan a esta fundación. El 8% restante del capital está en manos de descendientes de la familia Robert Bosch.