Ficha escrita por:
Alberto, responsable de servicio de jardinería, Toledo
Embarcarse hoy en día en la apicultura es muy importante desde el punto de vista de la protección de la naturaleza. En efecto, las abejas se ven amenazadas por diversos factores : plaguicidas, enfermedades, parásitos… Su mortalidad se ha acentuado en los últimos años y su población está en constante descenso. En este contexto, ser apicultor es un acto responsable, porque al hacerlo, contribuimos a la supervivencia de esta especie tan importante.
La FAO dice que las abejas son imprescindibles para el futuro de la alimentación.
Sin embargo, tener abejas en tu jardín no es cualquier cosa. Es obligatorio que te informes en tu ayuntamiento si está permitido plantar una colmena en tu terreno. Siempre hay distancias de seguridad con poblaciones, carreteras, etc. que hay que respetar, puesto que un enjambre de abejas enfurecidas puede ser muy peligroso.
Iniciarse en la apicultura supone una inversión personal y financiera. Antes de lanzarte, es necesario determinar qué tipo de actividad apícola prevés hacer:
apicultura de autoconsumo, o de ocio, con un máximo de 15 colmenas. Para obtención de productos de las colmenas de consumo familiar,
apicultura no profesional, aquella explotación con un número inferior a 150 colmenas,
apicultura profesional, la que tiene más de 150 colmenas, como actividad principal.
En todos los casos hay que prever un presupuesto global. Cuidar abejas implica la compra de colmenas, marcos, núcleos, accesorios para la apicultura y el vestuario necesario.
En el caso de una inversión inicial para probar la experiencia y avanzar gradualmente en función de los resultados, cuatro colmenas son suficientes.
Si sólo se trata de practicar la apicultura por ocio, 2 colmenas son suficientes. Disponer de una sola colmena es arriesgado, ya que en caso de pérdida, hay que empezar desde cero. No obstante, incluso existen asociaciones o entidades donde puedes apadrinar tu colmena y aprender a cuidarla para luego llevarte tu propia cosecha de miel.
En el marco de una actividad profesional o no profesional, se debe prever un mayor número de colmenas, pero atención, no se puede iniciar esta actividad con los ojos cerrados, un curso de iniciación o la integración en una asociación para formarte en este oficio es necesario, ¡uno no es apicultor de la noche a la mañana! Pide información en tu ayuntamiento o busca directamente en las asociaciones apicultores locales, que te ayudarán a encontrar formaciones para iniciarte en el oficio de apicultor.
Aunque la verdadera actividad en la apicultura comienza a desarrollarse en primavera, lo recomendable es que aproveches el invierno para formarte y descubrir el entorno donde realizarás tu actividad apícola, para conocer las características de las plantas, del entorno, así como empezar a aprender las primeras técnicas.
Es indispensable encontrar el lugar ideal donde instalar tu colmenar. Para la apicultura de ocio, puede tratarse de tu propio jardin siempre y cuando en tu ayuntamiento esté permitido.
Otro elemento a tener en cuenta es la disponibilidad de vegetación alrededor de la colmena. Hay que saber que las abejas obreras tienen un radio de acción de 3 km a la redonda. Conviene comprobar la presencia significativa de árboles y plantas de flor en las proximidades de la colmena.
Cuando el número de colmenas es más importante, se debe elegir un sitio más rico en flores, puede tratarse de zonas cultivadas o con vegetación abundante y diversificada. Esto implica instalar las colmenas en los terrenos pertenecientes a los agricultores con su consentimiento previo.
En función de la disponibilidad de flores el apicultor puede verse obligado a cambiar sus colmenas de lugar. Es la llamada trashumancia. Muchos apicultores utilizan este modo de explotación, pero ocasionalmente, debido a que la trashumancia no está exenta de riesgos: las abejas se ven obligadas a adaptarse permanentemente a lugares desconocidos para ellas, lo que puede agotarlas y disminuir su rendimiento.
El apicultor que comienza se enfrenta a la elección del tipo de colmena a adquirir: Dadant, Warré, Layens, Langstroth… hay que saber que en España el modelo más extendido es la colmena Layens. También está adaptada al apicultor principiante, esto no impide que elija otros modelos, en particular con el que se ha formado en su curso de apicultura.
Otro factor clave es el tipo de colmena utilizado por los apicultores locales. En efecto, encontrarás más fácilmente los sabios consejos por parte de los apicultores experimentados si tienes el mismo tipo de colmenas que ellos. Por otra parte, las abejas tienen una capacidad de adaptación extraordinaria y que en principio todos los tipos de colmena puedan servir, siempre que el apicultor sepa manejarlas. llevarlos.
Otro elemento a tener en cuenta es la adquisición de las abejas. Lo ideal es invertir en una colonia de abejas proporcionada por un criador profesional. En efecto, el coste de adquisición es elevado, pero se parte de una buena base, y tienen una trazabilidad, indispensable en el marco de las obligaciones legales.
Hay que pensar en el equipo que todo apicultor debe tener: vestimenta adecuada, núcleos de colmena, material de extracción y mantenimiento, caja de herramientas, marcos, ahumador, etc.
La normativa vigente se encuentra en el REAL DECRETO 209/2002, de 22 de febrero, por el que se establecen normas de ordenación de las explotaciones apícolas.
Las Administraciones competentes son las Comunidades Autónomas, por medio de sus órganos. Los Ayuntamientos, con sus normas locales, son los que tendrán la última palabra.
Toda persona que disponga de una o varias colmenas está obligada a identificarse y a registrar las colmenas en su Ayuntamiento. Éste le asignará un número de matrícula que deberá colocarse en las colmenas y en un cartel señalizador.
Además de en tu Ayuntamiento, también podrás encontrar información en las múltiples asociaciones de apicultores que se encuentran en la mayoría de comarcas.
Ficha escrita por:
Alberto, responsable de servicio de jardinería, Toledo
Dirijo desde hace varios años un servicio de jardinería y cuento con una clientela formada por particulares y empresas. Tengo a mi cargo un equipo de jardineros y me ocupo de la creación y mantenimiento de espacios verdes. Además de eso, aporto mi experiencia y conocimientos a mis clientes en lo que se refiere a mantenimiento y mejoras de los jardines. En este sentido, poseo una formación comercial, habiendo desempeñado diversas funciones en hostelería al inicio de mi carrera profesional. Posteriormente orienté mi carrera hacia la ordenación paisajística, en el seno de una colectividad territorial, dónde adquirí sólidos conocimientos técnicos gracias a la formación interna y a las labores de seguimiento desempeñadas en importantes obras en un municipio sometido a numerosos cambios. En el plano personal, tengo que señalar que estoy orientado hacia el arte de la jardinería. En este sentido, he creado y diseñado con mi esposa un jardín que cuido con esmero, al igual que una preciosa huerta. ¡Y no nos olvidemos del bricolaje, también se me da bastante bien! Porque para trabajar en el jardín, también hay que saber hacer algo de bricolaje: pérgolas, cabañas, suelos empedrados, vallas y muchas más cosas... ¡Siempre hay trabajo en un jardín! Después de haber trabajado con dedicación, mi esposa y yo solemos estar muy orgullosos del resultado obtenido y encantados de poder disfrutar de un entorno agradable y acogedor. Así que nada más sencillo para nosotros que daros consejos sobre el mantenimiento y la mejora de vuestros jardines o la elección de herramientas para trabajar. Estamos a vuestra disposición.